Cuentos completos

TÍTULO ORIGINALThe Complete Stories

GÉNERO

Lumen. Barcelona (2005). 842 págs. 20 €. Traducción: Marcelo Covián, Celia Filipetto y Vida Ozores.

Se editan por primera vez en castellano todos los relatos de la escritora estadounidense Flannery O’Connor (1925-1964). Gran parte de ellos ya estaban recogidos en los volúmenes «Un hombre bueno es difícil de encontrar» y «Las dulzuras del hogar», a los que se unen otros aparecidos en revistas (los menos valiosos son los publicados como avances de capítulos de sus novelas, que escapan a la comprensión del lector que no las conozca).

El conjunto nos revela a una narradora de excepcional fuerza expresiva. Católica y enferma (una enfermedad degenerativa se la llevó a la tumba con sólo treinta y nueve años –ver Aceprensa 165/04-), O’Connor bebe de los escritores de lo grotesco del sur de Estados Unidos, en especial de Faulkner, pero también de los máximos representantes de la «novela católica» europea: Bernanos, Mauriac, Greene. Sus personajes se enfrentan en sus cuentos a un momento de violencia, física o moral, que actúa como una revelación en sus vidas. Es lo que ella llamó «el instante de Gracia»: el momento en que el hombre o la mujer se encuentran inermes frente a un destino que les supera y que cambiará sus vidas. Entonces tienen que optar entre esa Gracia y el egoísmo de sus rígidos esquemas mentales.

Muy a menudo los relatos terminan con la amarga comprobación de la pequeñez humana. Esos granjeros, esos predicadores ambulantes, esos intelectuales resabiados sucumben a su falta de fe, a su racismo, a su orgullo o a su ausencia de caridad. Son muchas veces la «buena gente» que es probada y hallada falta de peso. Las historias, como descargas eléctricas, sacuden también al lector, que si es inteligente se ve reflejado en esas caricaturas que se comportan con notable estupidez. Grandes asuntos se tratan con descarnada sinceridad: el orgullo de clase, los comportamientos llenos de bondad vacía, la misericordia, la expiación, el compromiso. O’Connor es consciente de que escribe para un público que en su mayoría ha dejado de creer en Dios, e intenta zarandearlo con una violenta comicidad para impulsarle a quedar desnudo ante Dios.

Resulta difícil elegir las piezas mejores. Aquí están «El negro artificial», «El escalofrío interminable», «La espalda de Parker», «El templo del Espíritu Santo». Inquietantes títulos para una literatura de extraña profundidad y de sugerencias teológicas, ceñida a lo concreto y de una perfección casi inigualable en el terreno del relato breve.

Pedro de Miguel

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