Breve historia de Bizancio

Alianza.
Madrid (2014).
336 págs.
10,80 €.

Con frecuencia, las referencias al mundo clásico omiten la contribución de Bizancio, pero a decir verdad es allí, en concreto en Constantinopla, donde se asegura la continuidad de la cultura grecorromana y la pervivencia de la idea imperial a lo largo de la Edad Media. Bizancio es, en gran medida, la síntesis de los pueblos mediterráneos y, si es posible decirlo así, representa los preliminares de Europa: las dificultades del encuentro entre culturas, la ardua tarea de constituirse en encrucijada de Occidente y Oriente.

Sería un simplismo creer que Bizancio fue más corrupta o cruel que otros períodos históricos, aunque este mito haya permeado el imaginario popular. David Hernández de la Fuente ofrece un breve repaso histórico de lo que supuso, llegando hasta la caída en 1453 de la ciudad fundada por Constantino, y diferencia las leyendas de los hechos históricos. Occidente entonces quedó a merced del Imperio Otomano. Pero lo que más llama la atención del milenio bizantino es la inestabilidad política, ya que Bizancio no encontró una identidad duradera a la que acomodarse. Su papel fue de contención; refrenó la amenaza oriental –más desafiante con la aparición del islam–, la de los pueblos eslavos y los bárbaros, que iban dominando en las fronteras occidentales.

Pero si Bizancio nació como la segunda Roma, lo cierto es que su historia es el recorrido por la paulatina separación del sueño imperial, por el alejamiento de sus raíces romanas y el aumento de la influencia griega y oriental. Esto fue también decisivo en materia religiosa, lo que condujo al fin de las relaciones entre Roma y Constantinopla y al cisma.

Como en otras ocasiones históricas, la inestabilidad y la decadencia en términos políticos coinciden con una vitalidad fecunda desde el punto de vista cultural, que en estas páginas se repasa con detalle. No hay que olvidar que tal vez la mayor contribución de Bizancio fuera la de hacer posible el Renacimiento europeo: siempre tuvo enclaves territoriales en Italia (Venecia, Sicilia) y debido a la presión de los turcos, la llegada de sabios griegos a las costas italianas fue constante en la última etapa del Imperio.

Breve historia de Bizancio es, pues, una introducción a ese periodo histórico dirigida al gran público y muy útil para recordar una herencia cultural común entre los pueblos occidentales y más orientales de Europa.

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