Hace tres años, David Serrano consiguió pergeñar una comedia correcta a partir de las canciones de Hombres G. Voy a pasármelo bien funcionaba por un reparto juvenil con encanto, unos actores adultos con cierto renombre y una trama sencilla que jugaba la socorrida carta de la nostalgia.
Este remake estira las hazañas de la banda de Los Pitus, que pasarán sus vacaciones —entre amores y desamores adolescentes— en un campamento. La trama principal, que se supone que es la relación de Davis y Layla, es inane y cobra mucha mayor importancia un conflicto secundario —un embarazo adolescente— infinitamente mejor resuelto y, además, bien interpretado por el divertido Rodrigo Gibaja y por Alba Planas (La virgen roja).
El resto es hojarasca y el recurs…
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