En las numerosas entrevistas que José María García ha concedido últimamente con motivo del estreno de esta docuserie, ha reconocido que había varias productoras que llevaban más de una década ofreciéndole este proyecto. Pero al que fuera el comunicador mejor pagado de Europa (2.000 millones de pesetas al año en plena crisis de comienzo de los 90), no le convencía ninguno de los guiones que le proponían.
En 2021 se estrenaba en Movistar Los Reyes de la noche, una ficción cómica que no contaba con el beneplácito de García ni de su contrincante en las ondas, José Ramón de la Morena, a los que se cambiaba de nombre para evitar demandas judiciales. La serie era muy tosca en sus retratos, con un humor muy primario y un guion estridente; sin embargo, tuvo bastante repercusión en los medios, especialmente por las críticas de sus dos protagonistas.
Era el momento de contar la historia en profundidad, y había dos documentalistas que acertaron con el tono. Charlie Arnaiz y Alberto Ortega ya habían hecho un trabajo minucioso y creativo en Raphaelismo, docuserie presentada en el Festival de San Sebastián en 2021. En Supergarcía vuelven a impregnar de estilo la planificación y edición de una docuserie que ofrece luces y sombras del protagonista, esta vez plenamente involucrado en el proyecto.
Como sucede en los grandes documentales sobre un personaje tan relevante, en ese recorrido de los últimos 60 años de José María García hay un reflejo muy matizado y profundo de la sociedad y la comunicación en España. Junto a la dedicación absoluta a la profesión y su renovación del lenguaje deportivo, el periodista añadió la investigación en profundidad de casos de corrupción, y la invención del horario de madrugada como nuevo prime time de la radio deportiva. La pasión con la que vivía su trabajo no esconde la visceralidad de muchas de sus declaraciones en antena, que le llevaron a innumerables conflictos y despidos de diferentes cadenas de radio y televisión.
La serie tiene un ritmo coherente con el trepidante personaje, y aprovecha una documentación audiovisual ejemplar para mostrar una época de cambio radical del periodismo, que va desde el diario Pueblo en los años 60, a la conversión digital pasando por la cadena SER, Antena 3, la Cope y, finalmente, el frustrante y breve paso por Onda Cero con el que terminó de manera sorprendente su carrera profesional.