Si hay un superhéroe icónico, carismático y con capacidad de reinventarse, ese es Spider-Man. Y la prueba es que la cartelera es capaz de absorber nuevos títulos cada dos años sin despeinarse y haciendo caja, que es lo importante. Y, además, hacerlo a través de productos diferentes, innovando en la narrativa y sin perder –demasiado– la esencia del hombre-araña.
En el año 2018, Sony estrenó Spider-Man: Un nuevo universo, que, como su título indicaba, era una nueva mirada a Spider-Man, centrándose ahora en Miles Morales, un chico afroamericano heredero de Peter Parker que apareció en los cómics en el año 2011. Se trataba de una versión animada que era un auténtico cóctel visual elaborado con gusto, riesgo y originalidad.
Se estrena ahora una continuación que, en realidad, es el segundo capítulo de una trilogía. La historia empieza donde acababa el episodio anterior y, además de Miles, aparecerán en escena muchos otros Spiders de universos alternativos.
Si el trabajo visual del Spider-Man de 2018 era sobresaliente, este es aún mejor. Alguien ha dicho que cada fotograma es una obra de arte, y no exagera. Los colores, las texturas, las mezclas de animación con grafismos, elementos expresionistas, fondos impresionistas y cómic tradicional es una maravilla. Cada dibujo está cuidado al detalle y el resultado es una cinta animada que respira calidad por cada poro.
Otra cosa es que este derroche de arte y técnica se lleve un poco por delante la narrativa. Lo peor de este Spider-Man es que nadie haya tenido la osadía de quitar media hora de metraje. La sensación es que han disfrutado tanto y son tan buenos dibujando que han terminado sacrificando la historia en el altar de la estética. Tanto color, tanto ritmo, tanta textura ha terminado por diluir el guion, que tiene mucha menos fuerza que el primer episodio. Eso, y que el recurso al multiverso puede ser un aliado… pero también un enemigo. Y aquí, el exceso juega una mala pasada. Pero lo dicho: nada que no se pudiera arreglar con unas buenas tijeras. Y el espectáculo seguiría siendo el mismo. En realidad, mejor.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta