Detrás de Sonidos de esperanza está Angels Studio (The Chosen) y parte del equipo que conquistó las taquillas con Sound of Freedom. Y hay, sobre todo, una emotiva historia real. A finales de los años 90 una comunidad protestante al este de Texas, liderada por el pastor y su esposa, emprenden un proyecto de adopción que la lleva a acoger a casi un centenar de niños en situaciones muy complicadas.
El material original es muy valioso, hay conflictos de entidad, hay personajes con recorrido, hay arcos de transformación bien desarrollados y hay una propuesta positiva sobre la capacidad de redención del ser humano, el poder del amor, la palanca de la fe cristiana y el valor de la familia. Además, la película aborda una cuestión –la de la adopción– sumamente interesante, y lo hace desde una perspectiva realista, sin esconder las dificultades pero subrayando el enriquecimiento que unas buenas políticas de adopción pueden suponer no solo para las personas individuales -los niños, sobre todo- sino para toda una sociedad.
Son muchos elementos positivos que compensan una realización cinematográfica algo pobre. Hay exceso de metraje, las ceremonias religiosas ralentizan el ritmo y aportan poco desde el punto de vista narrativo y la voz en off –aunque ayuda a entender las motivaciones de los protagonistas– puede cansar un poco al espectador.
Frente a eso, las interpretaciones son convincentes y la película –definitivamente– emociona.