Gracie y Yoo tuvieron una relación prohibida hace veinte años, cuando él era todavía un menor. El escándalo terminó siendo portada en los periódicos, y ahora una joven actriz quiere conocer a los dos, que están felizmente casados y con hijos, para hacer una adaptación al cine del romance que vivieron.
El realizador norteamericano Todd Haynes (Lejos del cielo, Carol) vuelve a indagar en las pasiones románticas que generan escándalo en la sociedad. Como suele ser habitual en su filmografía, la calidad del diseño artístico, la banda sonora y la interpretación son excelentes, con dos de las mejores actrices actuales del cine norteamericano: Julianne Moore y Natalie Portman. Pero mientras que en las dos películas recién citadas, el director estaba claramente del lado de sus apasionados y sufridores personajes, en este caso el enfoque es mucho más complejo.
El principio y el final de la historia resultan muy clarificadores, con un discurso improvisado de una de las protagonistas sobre el subtexto de la narración que da las claves de una película que no es lo que parece a primera vista. El director juega con el espectador, con una realidad y una ficción que se reflejan de manera irónica, para hacer un retrato incisivo de sus maquiavélicas protagonistas, y de la explotación emocional que hacen de sus principales víctimas. La incomodidad de la trama tiene algunos momentos explícitos puntuales, pero el desasosiego que genera no se fundamenta tanto en esas escenas, como en la psicología depredadora de dos mujeres capaces de disfrazar su alma envenenada con unas aparentes ternura e inocencia.
Secretos de un escándalo está nominada al Oscar en la categoría de mejor guion original, y sorprende que Julianne Moore y Natalie Portman no hayan sido seleccionadas como mejores actrices principales.