Posverdad: desinformación y coste de las “fake news”

TÍTULO ORIGINAL After Truth: Disinformation and the Cost of Fake News

PRODUCCIÓN Estados Unidos - 2020

DURACIÓN 95 min.

DIRECCIÓN

GÉNEROS

PÚBLICOJóvenes-adultos

ESTRENO19/03/2020

PLATAFORMAS

Andrew Rossi es un experimentado documentalista que tiene algunos títulos muy destacables; es el caso de Page One, un año en The New York Times y sobre todo The First Monday in May, un documental sobre la preparación de la Gala MET, uno de los eventos de moda más importantes del año. Si no lo han visto, les invito a disfrutarlo. Es maravilloso.

Esta vez, Andrew Rossi analiza el fenómeno de la desinformación y las fake news y su peso en la política y la vida de los americanos. El documental comienza con el llamado Pizzagate, el espeluznante caso de una popular pizzería que ocultaba una red de pederastia. Una historia aterradora… y absolutamente falsa. Un cuento chino que casi acaba con la vida de los dueños.

A partir de este suceso, el documental va explicando la forma en la que se crean muchos de estos bulos, la motivación política o económica y la importancia de la tecnología para difundirlos. Para los no americanos, son fakes desconocidos, pero, con un poco de atención –un documental nunca ha sido producto para espectadores cómodos–, se sigue bastante bien el hilo de cada historia. Rossi se centra especialmente en los bulos políticos y, aunque hay de los dos bandos –republicanos y demócratas–, la balanza cae claramente en contra del entorno Trump. Material claramente no les falta, pero no deja de sorprender la mirada mucho más indulgente hacia las maniobras del bando demócrata.

Al margen de este sesgo, que empieza a ser habitual cuando se habla de fake news, son muy interesantes las declaraciones de las diferentes personas que intervienen en el documental –abogados, politólogos, periodistas– porque es ahí donde más claramente se posiciona el reportaje, y es una posición que se refuerza con la primera palabra del título. El documental habla de fake news, de desinformación, pero habla sobre todo de posverdad, que es el clima donde echan raíces los bulos, la difamación y las conspiraciones.

“La única manera de enfrentarse a los bulos es la verdad”, sentencia uno de los entrevistados, mientras que otro pone el dedo la llaga al señalar: “El exceso de informaciones, opiniones, mensajes e impactos que vemos y leemos a diario ha fragmentado tanto la verdad que la ha hecho irrelevante”. Tan irrelevante, que vemos deambular por la pantalla a personajes que repiten conscientemente una mentira porque rectificar les sale gratis y siempre llega a más personas la primera información que una rectificación posterior.

Al final queda claro –porque se subraya con contundencia– que la desinformación es un arma tan accesible como peligrosa, que puede destrozar a una persona e incluso a una sociedad, y que se requiere honradez y verdadero aprecio por la verdad para no usarla, porque su eficacia, aunque sea destructiva, es tentadora.

El documental cierra con una fórmula que puede paliar los efectos de esta plaga: “Comunidad, familia –en el sentido de que son muchas veces los cercanos los que conocen la realidad de los hechos– y verdad”. Puede ser una buena receta.

Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta

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