Onegin

Directora: Martha Fiennes. Guión: Michael Ignatieff y Peter Ettedgui. Intérpretes: Ralph Fiennes, Liv Tyler, Martin Donovan, Toby Stephens, Lena Headey. 106 min. Jóvenes-adultos.

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Alexander S. Pushkin (1799-1835) es uno de los escritores más valiosos de Rusia; renovador y reformador artístico, es considerado como padre de la literatura nacional. Eugenio Onieguin, novela en verso, escrita desde 1822 a 1830 -ocho cánticos, ocho años-, supuso de modo especial el tránsito al romanticismo. Esta obra alcanzó fama internacional poco después de la muerte del autor. Inspiró a muchos artistas, por ejemplo a Tchaikovski en su primera ópera homónima (1873).

La inglesa Martha Fiennes también se ha sentido inspirada por esta joya clásica. No tiene la culpa de que algunos espectadores y críticos de esta su primera película -heridos o enfermos de prisa- la hayan tachado de lenta. Si acaso hubiera culpa, que no la hay, habría que culpar al autor. En plena juventud, Pushkin hace el retrato de Eugenio Onieguin, que, también en plena juventud, se siente hastiado de la vida. Aristócrata, rico terrateniente, cansado de los placeres, indolente, permanece soltero por miedo a las responsabilidades. Un verdadero amor pasa por su vida, la casi adolescente Tatiana, pero, por pereza, lo deja pasar. Años más tarde, Onieguin parece despertar de su taedium vitae, y vuelve a enfrentarse con la belleza y el atractivo de Tatiana mujer, pero ya…

La película es un trasunto fiel y maravilloso de la novela, de su ambiente, su ritmo; sí, su ritmo, su aliento, su mundo… Directora y guionistas han recogido la más pequeña nota de la obra original para darle en cine su adecuado relieve; personajes de la alta sociedad, campesinos…, diálogos; fotografía de paisajes en las distintas estaciones como páginas del libro; lugares brillantes, bailes, y hogares de clase media, o rurales; música que subraya o acompaña… Todo, todos, son Eugenio Onieguin de Pushkin en cine. Como Tchaikovski lo transcribió en música.

Lástima que el final -y decir final de un libro es decir conclusión, lección, enseñanza, resultado- no es el de Pushkin. Es un libro de versos; es una película-poesía. Y el último verso pierde la medida, el ritmo, la rima… el aroma de Pushkin; el terrible y grandioso final de Pushkin se transforma torpemente en la película, y casi la convierte en un vulgar melodrama. ¿Por qué hizo eso Martha Fiennes?

Pedro Antonio Urbina

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