Alexéi Navalny es, sin duda, el opositor más famoso de Vladímir Putin. Este atractivo y tenaz abogado ruso lleva en la cárcel desde enero de 2021 cuando la policía lo arrestó al llegar a Moscú después de una estancia de seis meses en Alemania recuperándose de un envenenamiento por Novichok, una sustancia muy utilizada en la Unión Soviética en los años 80. Una sustancia que, en el fondo, funcionó como firma de la autoría del envenenamiento: detrás estaba Putin.
Durante los meses que pasó en Alemania, el joven documentalista canadiense Daniel Roher aprovechó para conocer en profundidad a Navalny y su familia, entrevistar a sus más estrechos colaboradores y recoger una cantidad ingente de material que es la base de este notable documental. Como señala Roher, la invasión de Ucrania ha desvelado a muchos la verdadera cara de Vladímir Putin, pero lo que está ocurriendo ahora es solo un ejemplo más de un régimen que lleva mucho tiempo sostenido en la mentira y el crimen.
Roher muestra la incesante actividad de Navalny en redes sociales y su carácter audaz o, mejor dicho, temerario. Porque hay que ser algo más que valiente para criticar a Putin desde un canal de YouTube, realizar una investigación periodística haciéndote pasar por un alto funcionario o volver a Rusia cuando han tratado de envenenarte. Al mismo tiempo, la continua llamada del activista ruso a no tener miedo –yendo por delante– es muy necesaria para un pueblo que, según la mayoría de los analistas políticos, tiene una clara tendencia a la inactividad y el conformismo.
El carisma de Navalny llena el metraje, pero hay que reconocerle además a Roher el apropiado tratamiento de thriller, con algunos elementos satíricos, y el ritmo que imprime al documental, especialmente en su tramo inicial.
Navalny ganó, con todo merecimiento, el premio al mejor documental del año en el Festival de Sundance.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta