Jay Kelly es un exitoso actor de cine en plena crisis existencial. Tiene sesenta años, su estrella se va apagando y, mientras se prepara para recibir un homenaje en un prestigioso festival de cine, el pasado –en forma de familia y amigos– regresa para ajustar cuentas con él.
Noah Baumbach es un cineasta interesante. De su cabeza han salido Frances Ha, Una historia de Brooklyn, Mientras seamos jóvenes, Barbie (es coguionista junto con Greta Gerwich) y, sobre todo, la sobresaliente Historia de un matrimonio. Un vistazo a su filmografía revela el interés de Baumbach por diseccionar las relaciones personales y familiares, por reflejar la inmadurez afectiva de tantos adultos y levantar acta de las aristas que puede tener el éxito profesional. Jay Kelly es sobre todo esto último, una ácida radiografía sobre la fama, enfocada en el microcosmos de la industria cinematográfica; pero es también un análisis sobre la necesidad de construir lazos afectivos sólidos en la familia, en la amistad e incluso en el trabajo.
Además de lo sugerente de los temas que aborda, Jay Kelly cuenta con un reparto estratosférico liderado por un George Clooney muy cómodo interpretándose a sí mismo. ¿En contra? Aunque la película es entretenida, sobra metraje, le falta ritmo y le cuesta mucho acabar. Con algo más de contención y foco, sería una película notable.