El viaje a París de la señora Harris

El viaje a París de la señora Harris

GÉNEROS

PÚBLICOJóvenes

CLASIFICACIÓNSensualidad

ESTRENO09/12/2022

En 1958, el escritor Paul Gallico publicó Flores para la señora Harris, la historia de una viuda de guerra reconvertida en señora de la limpieza en el Londres de los años 50. Un día, la señora Harris descubre en el vestidor de una de sus empleadoras un vestido de Dior y decide ganar lo que sea necesario para poseer un diseño del célebre modisto.

Más de sesenta años después, Anthony Fabian lleva con acierto este relato –que es casi un cuento de Navidad– a la pantalla grande. Fabian ha dirigido un buen número de documentales sobre músicos y cantantes, y confiesa que se planteó esta adaptación como un musical sin números musicales. La verdad es que se percibe ese deseo en la cadencia de la narración, en un tono de semirrealismo mágico y en el mimo por cuidar cada detalle de la producción.

La película, que se rodó en París, Londres y Budapest en plena postpandemia, ha contado con el apoyo inestimable de la casa Dior, que cedió los planos de su sede central para que pudiera ser reproducida en unos estudios de cine; cedió también mobiliario, accesorios y cinco vestidos de Christian Dior. Además, la veterana diseñadora de vestuario Jenny Beavan, que venía de ganar un Oscar por Cruella, tuvo acceso a todos los bocetos del famoso diseñador. Esta estrecha colaboración se nota: hay mucho Dior en la película.

Además de cuidar con esmero la forma y de contar con un selecto casting de actores veteranos y jóvenes, liderados por una entrañable Lesley Manville, Fabian ha sido muy fiel al espíritu de un texto que habla de los sueños, de la moda, del trabajo bien hecho… y, sobre todo, de lo que puede enriquecer al mundo la belleza. La belleza de un diseño, de un vestido que es una obra de arte, pero, sobre esta belleza, una mucho más importante, que es la belleza interior, la de cada persona. Una –podríamos decir– “belleza de corazón” que es quizás más discreta, a veces invisible, pero también más definitiva. Pienso que cuando Dostoievski escribió en El idiota que “la belleza salvará al mundo” estaba pensando en estas dos bellezas: la del maravilloso diseño de Dior y la de la encantadora señora Harris. La belleza de la generosidad, del pensar en el otro, de valorar el ser más que el tener.

Hay quien ha criticado –probablemente con razón– el exceso de buenismo de la cinta, pero, a veces, para compensar un cinismo rampante hay que añadir un poco de azúcar. Que ya lo decía Mary Poppins…

Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta

 

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