Un matrimonio, con sus dos hijas y la madre de él, lleva ocho años viviendo en el campo, a las afueras de Beirut. Buscaban huir de un modo de vida que no compartían y dejar atrás una sociedad conflictiva y consumista. Pero la construcción de un vertedero cerca de la vivienda rompe la burbuja que habían creado.
Detrás de esta pequeña película hay dos jóvenes cineastas: la catalana Clara Roquet (guionista y directora de Libertad), coautora del guion, y la libanesa Mounia Akl, que además de participar en el guion, dirige la película. Hay otra mujer, más veterana, la libanesa Nadine Labaki (Caramel, Cafarnaúm) que con Yumna Marwan protagoniza la película.
Lo que cuenta Costa Brava, Líbano no es, ni más ni menos, que el choque de los ideales con la realidad y la delgada línea que, a veces, separa la coherencia del empecinamiento. Al final, los daños colaterales de estas batallas pueden ser mucho más dolorosos que la derrota.
De todas formas, y aunque la película es valiosa y las interpretaciones muy solventes, se nota cierta falta de madurez al construir la historia y en un final con poca fuerza. Es una película que podría dialogar con Alcarràs pero, en este sentido, la cinta de Carla Simón tiene mucha más originalidad, profundidad y nervio. En cualquier caso, habrá que seguir la pista a estas dos cineastas.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta