Pastoral LGTB: la caridad no está reñida con la claridad doctrinal

publicado
DURACIÓN LECTURA: 12min.

El pasado 6 de septiembre, una asociación italiana de autodenominados “cristianos LGTB”, La tenda di Gionata, reunió a aproximadamente a 1.000 personas para una peregrinación a Roma en el marco del Jubileo de la Esperanza. El espíritu de esta convocatoria era más festivo que reivindicativo. Según los organizadores, se trataba de celebrar lo que percibían como una “apertura” de la Iglesia en este punto, que permitía a los cristianos LGTB “volver a casa”. Además de cruzar la puerta santa en procesión y de participar el día previo en un encuentro y una vigilia de oración, el evento incluyó la celebración de una Misa, presidida por el obispo Mons. Savino, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana.

Además de La tenda di Gionata, el evento fue organizado por Outreach, una iniciativa estadounidense para católicos LGTB liderada por el mediático –y polémico– sacerdote jesuita James Martin. Apenas una semana antes había sido recibido en audiencia personal por León XIV. Como explicaba al día siguiente el jesuita en un artículo publicado en la web de Outreach, de ese encuentro salió con la impresión de que el actual pontífice “quería continuar con el mismo enfoque [hacia los temas LGTB] que ya había avanzado Francisco, caracterizado por la apertura y la bienvenida”.

Más allá de que ni en la peregrinación ni en la recepción a Martin se ha producido ninguna declaración que respalde el matrimonio homosexual o cuestione la doctrina católica sobre la sexualidad, lo cierto es que tanto una como otra han levantado polémica, pues hay quien ha visto en ellas sendos gestos de complicidad con una particular forma de entender la pastoral católica hacia personas con atracción hacia el mismo sexo (en adelante, AMS); una que no siempre se ciñe a las enseñanzas de la Iglesia o que, al menos, se mueve en la ambigüedad.

James Martin y su discurso “problemático”

En cuanto a Martin, algunos le consideran algo así como la “voz diplomática” o la “cara amable” de una cierta disidencia interna en la Iglesia en temas LGTB. Es verdad que nunca se ha opuesto formalmente a las enseñanzas del magisterio (en un artículo de 2018 señalaba que, como sacerdote católico, no lo haría jamás), pero con frecuencia sus palabras han dejado traslucir un cierto tono crítico, y han sido empleadas como arma arrojadiza por quienes sí piden abiertamente un cambio de doctrina.

Según James Martin, calificar como “intrínsecamente desordenada” la atracción homosexual –tal y como hace el Catecismo de la Iglesia– resulta “innecesariamente hiriente”

En este sentido, es interesante el artículo escrito po Mons. Charles Joseph Chaput, entonces arzobispo de Filadelfia, en septiembre de 2017, a raíz de la controversia surgida por el libro de Martin titulado Tender un puente. Después de censurar duramente algunas de las críticas ad hominem que desde ciertos sectores católicos se vertieron contra Martin, el arzobispo señalaba que “las ambigüedades percibidas en algunas de las opiniones del padre Martin sobre la sexualidad han generado gran parte de la aprensión y las críticas que rodean a su libro. No hay nada vengativo en cuestionar respetuosa pero firmemente esas deficiencias”.

Dos años más tarde, a raíz de otra polémica similar –por la invitación de una universidad católica a Martin para que dirigiera un discurso–, Chaput volvía a salir al paso, ahora con un comentario para la web de su diócesis.

La supuesta crueldad de la Iglesia

Según Mons. Chaput, Martin se equivocaba al insistir en utilizar la expresión “cristianos LGTB” (cuando la identidad de la persona –explicaba el arzobispo de Filadelfia– no se cifra en sus apetitos sexuales, sino en ser hijo de Dios); en sugerir que “se nace homosexual” (algo sobre lo que no existe consenso científico, comentaba Chaput); en promover organizaciones o eventos que abiertamente desafían la doctrina de la Iglesia sobre la sexualidad, como New Ways Ministry  o la marcha del Orgullo Gay; y, sobre todo, en dar a entender que la Iglesia podría –y debería– cambiar sus enseñanzas, como cuando en una entrevista, comentando las palabras del Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) que califican la homosexualidad como una tendencia “intrínsecamente desordenada”,  manifestaba: “Decir que una de las partes más profundas de la persona, la que da y recibe amor, está desordenada resulta innecesariamente hiriente”, o cuando en su libro escribía: “Para que una enseñanza tenga autoridad real, se espera que sea aceptada por el pueblo de Dios. Por lo que sé, entre las personas LGBT, la enseñanza de que deben permanecer célibes toda su vida no ha sido aceptada”.

Este tipo de declaraciones, sumadas al apoyo que recibe de grupos abiertamente discrepantes con la doctrina de la Iglesia, es lo que ha levantado suspicacias en torno al sacerdote jesuita. Por eso, la noticia de su recepción por parte de León XIV –y la percepción de Martin de haber sido respaldado por él– ha inquietado a algunos.

No obstante, uno de los primeros nombramientos episcopales de León XIV, para la diócesis estadounidense de Baker (Oregón), es el de Tom Hennen, conocido por la cercanía y a la vez la fidelidad a la doctrina que ha manifestado en su trabajo pastoral dedicado a personas con AMS, lo que ha sido considerado como un gesto elocuente del Papa.

Cercanía, compasión, acompañamiento… sin ambigüedades doctrinales

En el artículo que Martin este escribió al día siguiente del encuentro, explicaba que había sugerido al Papa cinco pasos que las diócesis y parroquias podían dar para “avanzar en la bienvenida a los católicos LGTB”: reconocer (cursiva en el original) que las personas LGBTQ existen y están presentes en la Iglesia; escuchar como parte de la sinodalidad; acoger con programas pastorales diseñados para católicos LGBTQ; incluir a estas personas en la parroquia y otros ministerios; defenderlas siempre que se produzcan incidentes de violencia, acoso o intimidación en la comunidad.

Sin embargo, basta leer los números que el Catecismo de la Iglesia Católica dedica a la homosexualidad (CIC), del 2357 al 2359, o alguna de las notas pastorales que distintas diócesis han ido publicando al respecto –por ejemplo, la de la Conferencia Episcopal Estadounidense, de 2006–, para darse cuenta de que lo que pide Martin es exactamente lo que propone la Iglesia… solo que manteniendo la claridad doctrinal.

Por ejemplo, en el número 2358 del CIC se lee que las personas con inclinaciones homosexuales “deben ser acogidas con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellas, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición”. Asimismo, la nota de los obispos estadounidenses señalaba que “las personas que sienten AMS y, sin embargo, viven de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia, deben ser alentadas a participar activamente en la vida de la comunidad de fe”.

Ejemplos de pastoral LGTB

En esa misma nota, los obispos estadounidenses señalaban que “los grupos de apoyo [para personas que experimentan AMS] conocidos por su adhesión a las enseñanzas de la Iglesia siguen siendo una parte importante de los ministerios de la Iglesia y deben ser alentados”.

“La Iglesia siempre ha respondido a las peticiones de ayuda de sus hijos. Cuando los ve sufriendo, debe entrar en la esfera de sus vidas y acompañarlos.” (Collin Blatchford, Courage International)

Son varias las asociaciones que se pueden poner como ejemplo de este esfuerzo pastoral, a la vez acogedor y fiel a la doctrina cristiana: Courage International, Eden Invitation, Restored Hope Network o True Freedom Trust, entre otras. Las dos primeras se adhieren a la Iglesia católica; la tercera se califica como un ministerio cristiano “interconfesional”, mientras que la última –que es también la única no radicada en Estados Unidos– pertenece a la Alianza Evangélica, la rama británica de la Alianza Evangélica Mundial.

A todas, sus detractores les han colgado el sambenito de pertenecer al “movimiento ex-gay”, como si su objetivo fuera conseguir que quienes acuden a ellas cambien su orientación sexual mediante las llamadas “terapias de conversión”. En realidad, como explican en sus propias páginas web, su pastoral se dirige –en consonancia con el Catecismo de la Iglesia Católica– a acompañar a personas que experimentan AMS para que, en sus circunstancias concretas, puedan vivir la virtud de la castidad con plena libertad y responsabilidad, como cualquier otro cristiano.

Quizás la más conocida sea Courage International, con sede en Estados Unidos y filiales en muchos países, entre ellos España. En declaraciones a Aceprensa, Colin Blatchford, sacerdote y director adjunto de la organización, señala la importancia de que las personas que experimentan AMS se sientan acogidas: “La Iglesia siempre ha respondido a las peticiones de ayuda de sus hijos. Cuando los ve sufriendo, debe entrar en la esfera de sus vidas y acompañarlos. Ese el significado de la verdadera compasión”. “Para acompañar con cariño, no podemos empezar por recordarles la doctrina, señalándoles cuál es su problema y qué tienen que hacer exactamente para solucionarlo. Una práctica sencilla que podemos emplear, imitando cómo se comportaba Jesús, es comunicar a esa persona, que está compartiendo con nosotros unas experiencias tan personales, tres sencillos pero profundos mensajes: ‘eres amado’, ‘Dios tiene un plan para tu vida’ y ‘quiero escuchar tu historia’”.

Atracción… por las enseñanzas de la Iglesia

El espíritu de acogida y la primacía del amor de Dios no están reñidos con la claridad doctrinal. Según Blatchford, para que este tipo de iniciativas puedan llamarse cristianas “debe haber un reconocimiento claro de la inmoralidad de los actos homosexuales y una llamada a vivir la castidad tal como la define el Catecismo. Apartarse de las enseñanzas de la Iglesia o guardar silencio sobre ellas no es ni compasivo ni pastoral”.

Antes de ser nombrado obispo de Baker, Tom Hennen participó en la pastoral de Courage International. En una entrevista, contaba cómo pensaba que allí se encontraría con personas enfadadas con la Iglesia y con la fe, pero, por el contrario, encontró hombres y mujeres que, con sus luchas y dificultades, amaban las enseñanzas de la Iglesia. También le sorprendió que lo que más les hacía sufrir no tenía tanto que ver con su vida sexual, sino con sus dificultades para experimentar una intimidad sana.

“Hay personas con AMS y experiencias de discordancia de género dentro de la Iglesia católica que ven la belleza de sus enseñanzas, una belleza desafiante, pero que es profundamente esperanzadora” (Bernardette O’Keefe, Eden Invitation)

Blatchford ratifica ambas observaciones. En su experiencia, las personas que acuden a Courage “encuentran satisfacción en vivir plenamente la doctrina católica y compartirla con otras personas”. “Al mismo tiempo, con frecuencia buscan consejos prácticos sobre cómo sobrellevar pensamientos o acciones compulsivas, que derivan de sus heridas relacionales”.

La experiencia de Bernardette O’Keefe, directora de comunicación de Eden Invitation, es muy similar. Como explica a Aceprensa, “Eden Invitation ha crecido tan rápidamente porque hay personas con AMS y experiencias de discordancia de género dentro de la Iglesia católica que ven la belleza de sus enseñanzas, una belleza dada por Dios, que es desafiante, que llega al núcleo de nuestra humanidad, pero que es profundamente esperanzadora y está destinada a nuestro bien último”.

O’Keefe habla en primera persona, porque ella misma encontró en Eden Invitation la ayuda que necesitaba: “Una de las dificultades de mi camino fue que quería permanecer en la Iglesia católica, pero no encontraba un recurso que lograra el equilibrio entre la fidelidad a las enseñanzas de la Iglesia y la relación genuina y honesta en el discipulado que yo necesitaba. Personalmente, Eden Invitation fue el primer lugar donde vi ese equilibrio. Vi a Anna y Shannon –las fundadoras– compartir lo que el Señor estaba haciendo en sus vidas, y me invitaron a mí y a cientos de personas más a reconocer nuestros anhelos de ser amados y conocidos por Dios y por los demás, y a empezar por preguntarle a Dios cuál es su voluntad para esos anhelos concretos”.

Un sentido más profundo de la sexualidad

En Courage, Eden Invitation y otras iniciativas similares se parte de un sentido de la sexualidad que va mucho más allá de la genitalidad. “La castidad –explica Blatchford– es la virtud que integra la sexualidad (pensamientos, sentimientos, emociones, deseos) en el conjunto de la persona, de una forma sana y armoniosa, de modo que se convierte en un don amoroso y libre de uno mismo a los demás. Quienes vienen a Courage reconocen esto y lo desean, aunque aún estén luchando por alcanzarlo”.

“Muchos de ellos acarrean heridas en su pasado que afectan su capacidad para formar relaciones íntimas y enriquecedoras con personas del mismo sexo o del sexo opuesto, sin recurrir a la intimidad sexual. Sin embargo, al tratar de llevar una vida casta y esforzarse por cultivar relaciones íntimas no sexuales, se dan cuenta de que pueden llevar una vida amorosa y plena que satisface sus anhelos de intimidad”.

Ese concepto más profundo de la sexualidad, como expresión del “significado esponsal” del cuerpo del que hablaba san Juan Pablo II en su “teología del cuerpo”, lleva también a un renovado sentido de la paternidad y la maternidad, que trasciende lo biológico. Como explica Blatchford, “todos los católicos, independientemente de su vocación o su orientación sexual, están llamados a vivir una paternidad o maternidad espiritual. Y esto no es un premio de consolación. De hecho, es absolutamente vital para cada una de nuestras vidas”. “Hace falta que los sacerdotes y otros agentes pastorales entiendan mejor la propuesta antropológica de la Iglesia, y en particular el designio de Dios sobre la sexualidad”.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.