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La Iglesia católica alemana indemnizará a los trabajadores esclavos de la época nazi

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La Iglesia católica alemana indemnizará con diez millones de marcos a los trabajadores forzados que -como hizo también la Iglesia luterana- empleó durante la dictadura nazi (1933-1945). Así lo ha anunciado en Maguncia el presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Karl Lehmann, después de que estudios históricos recientes realizados por encargo de los obispos demostraran que algunos de los «esclavos» trabajaron también en instituciones católicas.

Lehmann aseguró que con la mitad del dinero se compensará directamente a las víctimas y que el resto será destinado a las labores de reconciliación con estos trabajadores llevadas a cabo por asociaciones eclesiásticas, sobre todo del este de Europa, de donde provienen la mayoría de los afectados. La Iglesia no colaborará, pues, con el fondo de compensación Recuerdo, Responsabilidad y Futuro establecido por el gobierno y la industria alemana y que estará dotado de 10.000 millones de marcos. El consejo permanente de la Conferencia Episcopal se decantó por esta vía porque los estatutos de la fundación creada por las empresas y el Estado no contemplan entre sus beneficiarios a los empleados en cementerios o en tareas agrícolas, que son mayoría entre los «esclavos» que trabajaron para instituciones católicas.

El estudio documental realizado por encargo de los obispos en más de 30.000 archivos ha revelado que el número de «esclavos» que trabajaron para la Iglesia no es tan grande como se había dicho y que no hay pruebas de que se obligara a ninguno a realizar trabajos físicamente duros. Según Mons. Lehmann, las instituciones católicas no ocuparon «probablemente ni al 1 por mil» de los 7,6 millones de esclavos que había en Alemania en agosto de 1944. Este dato es muy relevante, ya que la Iglesia era, como ahora, el principal empleador del país después del Estado. Además, al parecer, gran parte de los que trabajaban en las filas eclesiásticas, en su mayoría ciudadanos polacos y de otros países del este de Europa, fueron remunerados con los salarios habituales en aquella época.

Mons. Lehmann dijo que se esperaba terminar en dos o tres años con los trámites de buscar e indemnizar a todos los empleados forzosos. Aseguró que la Iglesia católica no impondrá límite de tiempo para presentar las solicitudes de compensación, a diferencia de la fundación Recuerdo, Responsabilidad y Futuro que da ocho meses de plazo. Pese a que la clase política ha aplaudido la disposición de la Iglesia de compensar a los trabajadores, algunos han criticado que el episcopado no realice ninguna aportación al fondo común, al contrario de la Iglesia luterana, que colaborará con 4,9 millones de marcos.

La fundación Recuerdo, Responsabilidad y Futuro fue erigida por ley ratificada el pasado 12 de agosto y está previsto que comience a repartir las indemnizaciones antes de finales de año. Sus beneficiarios son, en primer lugar, los que estuvieron internados en campos de trabajo al servicio de las empresas alemanas. Al constituir el fondo, se estipuló que estaría dotado de 10.000 millones de marcos: 5.000 serían aportados directamente por el Estado y el resto, de manera voluntaria, por las empresas alemanas. Según datos de finales de agosto, 3.862 compañías han aportado hasta la fecha unos 3.200 millones de marcos.

Vicente Poveda

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