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La canonización de Newman, una fiesta para católicos y anglicanos

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Nueve años después de ser beatificado por Benedicto XVI, el Papa Francisco acaba de anunciar que el beato John Henry Newman será proclamado santo el próximo otoño en Roma. En la ceremonia, la Iglesia católica canonizará también a las religiosas Giuseppina Vannini, Mariam Thresia Chiramel Mankidiyan, Dulce Pontes y Marguerite Bays.

“Newman es un gigante del siglo XIX que tiene mucho que decir a la gente de hoy”. Con estas palabras, Jack Valero, responsable de prensa de la canonización del cardenal inglés, ha presentado en Madrid los detalles del acto, que tendrá lugar en la Ciudad Eterna, el domingo 13 de octubre. Hasta ahora, el último británico en llegar a los altares era san Juan Ogilvie, un mártir del s. XVI.

John Henry Newman (1801-1890) fue ordenado sacerdote de la Iglesia de Inglaterra y pronto pasó a ser el líder del Movimiento de Oxford, pero se convirtió al catolicismo en 1845. Fundó el famoso London Oratory y más tarde fue nombrado cardenal. Cuando murió, a la edad de 89 años, más de 15.000 personas se congregaron en las calles de Birmingham para su funeral y, en 2010, otros tantos miles asistieron a su beatificación en el mismo lugar.

Su conversión supuso un hito para la Iglesia católica en Inglaterra y, en general, en el mundo anglosajón. “Cuando decidió hacerlo, en 1845, perdió a todos sus amigos. Sin embargo, cuando murió, ser católico era ya algo normal en la sociedad inglesa. Él solo cambió esa visión y abrió camino a la conversión de otros intelectuales como Oscar Wilde, Evelyn Waugh, Robert Hugh Benson, Chesterton…”, afirma Valero.

Ayer, la noticia de su canonización fue recibida con gran alegría en Inglaterra, tanto por los católicos como por los anglicanos. De hecho, la Iglesia de Inglaterra ha publicado una declaración donde anuncia que estará presente en el acto litúrgico. “La canonización del beato John Henry Newman es una muy buena noticia para la Iglesia católica en Inglaterra y Gales –dice–, y damos gracias con ellos por este reconocimiento de una vida santa, formada en nuestras dos comuniones, que sigue siendo una inspiración para todos nosotros. Tanto como anglicano como católico, su contribución a la teología, a la educación y su ejemplo de santidad resuenan hasta el día de hoy en todo el mundo y en todas las iglesias”.

 

“Cuando Newman se convirtió, en 1845, perdió a todos sus amigos. Sin embargo, cuando murió, ser católico era ya algo normal en la sociedad inglesa”

 

También la embajada británica ante la Santa Sede se ha congratulado de la noticia. Nada más hacerse pública, la embajadora, Sally Axworthy, afirmaba en un comunicado: “La canonización será un momento importante para Gran Bretaña y para las relaciones entre el Reino Unido y la Santa Sede. Estoy deseando que lleguen las celebraciones”.

El milagro: un embarazo de riesgo sin secuelas

Para que la beatificación o canonización de un fiel se lleve a cabo, la Iglesia pide que haya un milagro que pueda atribuirse a la intercesión del interesado. En el caso de Newman, ambos han ocurrido en Estados Unidos, gracias a la difusión de su figura a través de la cadena de televisión EWTN. Jack Valero bromea sobre este tema afirmando que “los ingleses tienen en muy alta estima a Newman, pero no son muy dados a pedir ayuda a los santos. Los americanos, en cambio, sí. Por eso, tanto el milagro de la beatificación como el de la canonización han tenido lugar allí”.

El primero fue la curación, en 2001, de un diácono aquejado por una rara y dolorosa enfermedad en la médula espinal. El segundo tuvo como protagonista a  Melissa Villalobos, una madre de siete hijos residente en Chicago: en 2013, cuando estaba embarazada de su quinto hijo, se le rompió la placenta y necesitaba reposo absoluto, ya que tanto su vida como la del bebé corrían peligro.

En un momento en que se encontraba sola en casa con los pequeños comenzó a sangrar y a perder el conocimiento y se encomendó al cardenal inglés. Según afirma esta mujer, al acudir a la intercesión de Newman, se sintió bien de repente y cuando después fue al médico no había ningún rastro de los problemas anteriores. Después de una investigación inicial llevada a cabo por la archidiócesis de Chicago, el caso fue sometido al estudio de la Santa Sede en 2018, y el milagro fue aprobado por el Papa Francisco el 13 de febrero de 2019.

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