En Cuba: Verdad y libertad en la plaza de la Revolución

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“Todo ser humano ha de indagar la verdad y optar por ella cuando la encuentra, aun a riesgo de afrontar sacrificios”

Cuando Benedicto XVI emprendió su viaje a México y Cuba, uno de los temas candentes que estaba en el ambiente era cómo enfocaría el Papa sus discursos hacia el gobierno castrista. Había ganas de buscar interpretaciones políticas. Y probablemente no faltarán en los próximos días. Pero Benedicto XVI había ido a la Isla a fortalecer la fe de los cubanos.

El 26 de marzo el Papa presidió la Misa con ocasión del 400º aniversario del hallazgo de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba.

Con su audacia de pensamiento, el Benedicto XVI volvió a desafiar lo previsible para andar por otros derroteros. Habló de libertad, sí. Pero de una libertad profunda, por la que valía la pena invertir desde ese mismo día. Y sobre todo, se dirigió a cada cubano para revitalizar personalmente el sentido de la fe.

Y lo hizo, de nuevo, con dos coordenadas muy audaces: primero, conectando a la Iglesia en Cuba con la Iglesia universal: para que no se sientan solos. Y segundo, con un misterio como pórtico. Pero no un misterio cualquiera, sino con uno muy singular: el de la Encarnación: o sea, el “misterio materialista” cristiano por excelencia. Pues ese día la Iglesia universal celebra la anunciación del Señor a la Virgen María.

Cerca de Dios, hay libertad

“La expresión ‘se hizo carne’ –dijo el Papa– apunta a la realidad humana más concreta y tangible. En Cristo, Dios ha venido realmente al mundo, ha entrado en nuestra historia, ha puesto su morada entre nosotros, cumpliéndose así la íntima aspiración del ser humano de que el mundo sea realmente un hogar para el hombre. En cambio, cuando Dios es arrojado fuera, el mundo se convierte en un lugar inhóspito para el hombre”.

En el misterio de la Encarnación, dijo Benedicto XVI, resulta conmovedor que “nuestro Dios, al entrar en el mundo, haya querido contar con el consentimiento libre de una criatura suya”.

“(…) Esta obediencia a Dios es la que abre las puertas del mundo a la verdad, a la salvación. En efecto, Dios nos ha creado como fruto de su amor infinito, por eso vivir conforme a su voluntad es el camino para encontrar nuestra genuina identidad, la verdad de nuestro ser, mientras que apartarse de Dios nos aleja de nosotros mismos y nos precipita en el vacío”.

El Papa reconoció”en Cuba se han ido dando pasos para que la Iglesia lleve a cabo su misión”, pero reclamó su presencia también en el ámbito educativo

Dificultades de la Iglesia en Cuba

A Benedicto XVI no se le pasan por alto las dificultades que afronta la Iglesia en Cuba: “Queridos hermanos, sé con cuánto esfuerzo, audacia y abnegación trabajan cada día para que, en las circunstancias concretas de su país, y en este tiempo de la historia, la Iglesia refleje cada vez más su verdadero rostro como lugar en el que Dios se acerca y encuentra con los hombres”.

“Aceptemos con paciencia y fe cualquier contrariedad o aflicción, con la convicción de que, en su resurrección, él ha derrotado el poder del mal que todo lo oscurece, y ha hecho amanecer un mundo nuevo, el mundo de Dios, de la luz, de la verdad y la alegría. El Señor no dejará de bendecir con frutos abundantes la generosidad de su entrega”.

Respetar la vida y la familia

La fiesta de la anunciación dio pie a Benedicto XVI para hablar de otro de los temas que preocupan al Papa sobre Cuba: el contexto pro abortista que se ha ido consolidando en las últimas décadas (cfr. Aceprensa, 23-08-2010). En la homilía, el Benedicto XVI une la defensa de la vida por el aprecio por la familia.

“El misterio de la Encarnación, en el que Dios se hace cercano a nosotros, nos muestra también la dignidad incomparable de toda vida humana. Por eso, en su proyecto de amor, desde la creación, Dios ha encomendado a la familia fundada en el matrimonio la altísima misión de ser célula fundamental de la sociedad y verdadera Iglesia doméstica. Con esta certeza, ustedes, queridos esposos, han de ser, de modo especial para sus hijos, signo real y visible del amor de Cristo por la Iglesia. Cuba tiene necesidad del testimonio de su fidelidad, de su unidad, de su capacidad de acoger la vida humana, especialmente la más indefensa y necesitada”.

Pidió que “se destierren posiciones inamovibles y los puntos de vista unilaterales que tienden a hacer más arduo el entendimiento”

La verdad os hará libres”

La homilía en la Misa en la plaza de la Revolución José Martí de La Habana, ante decenas de miles de personas y con la asistencia de Raúl Castro, fue ocasión para que Benedicto XVI hablara de la relación entre verdad y libertad, y reclama una auténtica libertad religiosa para la Iglesia en Cuba.

El texto del Evangelio de la Misa recogía las palabras de Cristo: “Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Tomándolas como punto de partida, Benedicto XVI elogió la búsqueda dela verdad y rechazó dos patologías: el escepticismo y el fanatismo.

“La verdad –dijo– es un anhelo del ser humano, y buscarla siempre supone un ejercicio de auténtica libertad. Algunos, como Poncio Pilato, ironizan con la posibilidad de poder conocer la verdad, proclamando la incapacidad del hombre para alcanzarla o negando que exista una verdad para todos”. Esta actitud crea “personas que se lavan las manos como el gobernador romano y dejan correr el agua de la historia sin comprometerse”.

Por otra parte, “hay otros que interpretan mal esta búsqueda de la verdad, llevándolos a la irracionalidad y al fanatismo, encerrándose en ‘su verdad’ e intentando imponerla a los demás”. El Papa destacó que “quien actúa irracionalmente no puede llegar a ser discípulo de Jesús. Fe y razón son necesarias y complementarias en la búsqueda de la verdad. Dios creó al hombre con una innata vocación a la verdad y para esto lo dotó de razón. (…) Todo ser humano ha de indagar la verdad y optar por ella cuando la encuentra, aun a riesgo de afrontar sacrificios”.

Con la razón descubrimos la verdad sobre el hombre que es un presupuesto ineludible para alcanzar la libertad, pues en ella “descubrimos los fundamentos de una ética con la que todos pueden confrontarse, y que contiene formulaciones claras y precisas sobre la vida y la muerte, los deberes y los derechos, el matrimonio, la familia y la sociedad, en definitiva, sobre la dignidad inviolable del ser humano”. “El cristianismo, aseguró el Papa, al resaltar los valores que sustentan la ética, no impone, sino que propone la invitación de Cristo a conocer la verdad que hace libres”.

Lo que falta para la libertad religiosa en Cuba

Para poder ofrecer a Cristo a los hombres, la Iglesia necesita libertad. Y aquí el Papa hizo una referencia a las mejoras y a las carencias de la libertad religiosa en Cuba. “Para poder ejercer esta tarea, ha de contar con la esencial libertad religiosa, que consiste en poder proclamar y celebrar la fe también públicamente, llevando el mensaje de amor, reconciliación y paz que Jesús trajo al mundo. Es de reconocer con alegría que en Cuba se han ido dando pasos para que la Iglesia lleve a cabo su misión insoslayable de expresar pública y abiertamente su fe. Sin embargo, es preciso seguir adelante, y deseo animar a las instancias gubernamentales de la Nación a reforzar lo ya alcanzado y a avanzar por este camino de genuino servicio al bien común de toda la sociedad cubana”.

En particular, Benedicto XVI reclamó la presencia de la Iglesia en la educación. “Ella busca dar este testimonio en su predicación y enseñanza, tanto en la catequesis como en ámbitos escolares y universitarios. Es de esperar que pronto llegue aquí también el momento de que la Iglesia pueda llevar a los campos del saber los beneficios de la misión que su Señor le encomendó y que nunca puede descuidar”.

La casa de todos, construida entre todos

Las palabras del Papa en la ceremonia de despedida en el aeropuerto de La Habana, con la presencia de Raúl Castro y otras autoridades, fueron una llamada a que “Cuba sea la casa de todos y para todos los cubanos, donde convivan la justicia y la libertad, en un clima de serena fraternidad”. Habló de cimentar una sociedad “renovada y reconciliada”. Y pidió que “nadie se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea por la limitación de sus libertades fundamentales, ni eximido de ella por desidia o carencia de recursos materiales. Situación que se ve agravada cuando medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera del país pesan negativamente sobre la población”.

Esta referencia al embargo de EE.UU. ha sido especialmente destacada, pero no menos importante es su llamada a acabar con cualquier embargo ideológico que excluya a un ciudadano por sus ideas.

“La hora presente – advirtió– reclama de forma apremiante que en la convivencia humana, nacional e internacional, se destierren posiciones inamovibles y los puntos de vista unilaterales que tienden a hacer más arduo el entendimiento e ineficaz el esfuerzo de colaboración”.

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