Celebrar la Navidad en un país en guerra

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Navidad Ucrania

El árbol de Navidad en la plaza de Santa Sofía de Kiev, en un año anterior (foto: SergeyIT / Shutterstock)

En medio de todas las vicisitudes que vive actualmente Ucrania, gran parte de los cristianos celebrarán la Navidad con falta de alimentos, energía y un clima bélico que parece no acabar. La situación no es igual en todos los territorios, aunque el país lleva ya casi un año en guerra. Sin embargo, todavía hay hueco para la esperanza.

Este 24 de diciembre, cuando en gran parte del mundo las familias se reúnen para celebrar la Nochebuena, se cumplirán justo 10 meses desde que estalló la guerra de Ucrania. La realidad allí será muy diferente. No habrá apenas luces navideñas, ni grandes banquetes, ni lujos y regalos, ya que muchos de los niños ucranianos han pedido bienes de primera necesidad en sus cartas de deseos a San Nicolás.

Este año, en la plaza central de Mariúpol, en vez de pistas de patinaje sobre hielo y árboles de Navidad, los ucranianos hacen colas esperando recibir, según su cartilla de racionamiento, alimentos con los que pasar la Navidad. En la Plaza de Santa Sofía, en Kiev, ya no preside un inmenso abeto cubierto de luces encendidas toda la noche -como se ve en la foto, tomada en tiempos mejores-, sino un modesto árbol del que cuelgan unas palomas de la paz en la completa oscuridad por la falta de electricidad.

La Navidad en Ucrania se celebra en dos ocasiones: una, el 25 de diciembre, y otra el 7 de enero, la fecha de los ortodoxos. Ucrania es un país con una gran presencia del cristianismo, que es el credo mayoritario, con gran diferencia: 85% de la población total. De los cristianos solo el 10% son católicos, el 60% ortodoxos (que se dividen en los pertenecientes a la Iglesia ucraniana y a la rusa), el 1,5% protestantes y el resto “simplemente cristianos” que no se adhieren a ninguna Iglesia.

La guerra ha traído dolor y sufrimiento al país, aunque también ha hecho que surjan iniciativas para tratar de aportar esperanza a las familias ucranianas

Oksana Masovets es una madre ucraniana que pasará la Navidad junto a su familia en Lviv, ciudad cercana a la frontera con Polonia a la que por el momento no ha llegado la guerra. En conversación con Aceprensa afirma que la situación del país es muy dispar entre zonas, y aunque el ambiente general es de inestabilidad, tratan de vivir al día y con el mayor optimismo posible: “Los ucranianos aprovechamos cualquier oportunidad para regalar una sonrisa a nuestros hijos, familiares y amigos, especialmente ahora, que no sabemos qué pasará mañana”.

Una Navidad difícil pero con esperanza

Esta situación ha traído dolor y sufrimiento al país, aunque también ha hecho que surjan numerosas iniciativas para tratar de aportar algo de esperanza a las familias ucranianas, como cuenta Oksana: “Al comienzo de la guerra la solidaridad de la gente era increíble, estaban unidos como nunca antes. La caridad estaba en todas partes: se abrían casas propias para personas desconocidas, todo lo necesario se compartía con los que sufrían”.

Los cristianos vivirán este tiempo, que es de paz y de alegría, en medio de una situación que les puede hacer plantearse muchas preguntas sobre dónde está Dios en medio de tanto sufrimiento, especialmente en una fiesta tan señalada como la Navidad. “Puedo decir que parece que la gente ha comenzado a rezar más a raíz de la guerra, pero también se está dando la situación opuesta, en la que los cristianos se preguntan cómo Dios puede permitir que suceda toda esta situación. Muchos niños pequeños murieron, muchas familias se quedaron sin hogar, las esposas perdieron a sus esposos, los niños nunca verán a sus padres. Sin embargo, sigo orando por los milagros y el fin de la guerra, por la paz en todo el mundo. Creo que Dios tiene alguna explicación para nosotros y un futuro mejor para las próximas generaciones”, dice esta madre ucraniana.

Ayuda para los ucranianos

La precaria situación en la que está sumida Ucrania contrasta con el consumismo propio de esta época en gran parte de los países occidentales. Precisamente a raíz de esto, la pasada semana el Papa Francisco en su audiencia semanal pidió a todos los cristianos “una Navidad más humilde” en la que se redujera el consumismo, a fin de ahorrar ese dinero y ayudar a las personas que están viviendo las consecuencias de la guerra.

En concreto, el Dicasterio para el Servicio de la Caridad, encargado de asistir a los necesitados en nombre del Papa, ha puesto en marcha una campaña de recogida de fondos. Pocos días antes de Navidad ya se habían recaudado 120.000 euros de los 100.000 que se habían propuesto como objetivo. Con ese dinero se han comprado camisetas térmicas y generadores eléctricos para que los ucranianos puedan hacer frente al duro invierno, con temperaturas máximas por debajo de los 0 grados en Kiev.

Esta misma semana el cardenal polaco Konrad Krajewski, que ya ha visitado Ucrania en repetidas ocasiones enviado por el Papa, viajará de nuevo para transmitir la felicitación de Navidad de Francisco. En su visita, él mismo llevará el material de ayuda humanitaria comprado con las donaciones al Dicasterio. En un vídeo reciente ha animado a todos a ayudar al pueblo ucraniano y así “vivir una Navidad verdaderamente cristiana”.

Lo más importante es que muchas personas sienten la falta de muchos de sus seres queridos porque están lejos de su familia, su hogar está destruido, su pareja está en el frente o incluso ha sido asesinada (Oksana Masovets, Lviv)

El arzobispo grecocatólico de Kiev, Mons. Sviatoslav Shevchuk, se ha dirigido a Ayuda a la Iglesia Necesitada para transmitir un mensaje de serenidad y esperanza: “Celebraremos esta Navidad en medio del frío, sin electricidad, sin calefacción, ¡pero con Dios que viene a nacer entre nosotros! ¡Que la presencia de Dios sea nuestra esperanza y la fuente de nuestra vida en estas circunstancias de guerra”!, afirma.

El nuncio Apostólico en Ucrania, Mons. Visvaldas Kulbokas ha agradecido a la misma fundación esta solidaridad mostrada por el resto de Europa: “No sabemos cómo viviremos la Navidad, cómo sobreviviremos a la Navidad. Así que será un momento difícil. Pero su ayuda y la caridad que recibimos de todo el mundo significan Navidad cada día”.

Las familias como la de Oksana podrán celebrar el nacimiento de Jesús en condiciones relativamente normales, aunque con la cabeza puesta en sus otros compatriotas que no son tan afortunados en estas fechas: “En mi familia el árbol de Navidad está decorado, los regalos para el día de San Nicolás ya encontraron a sus dueños, y tengo un plan para cocinar en Nochebuena con electricidad o sin ella. Pero lo más importante es que muchas personas sienten la falta de muchos de sus seres queridos porque están lejos de su familia, su hogar está destruido, su pareja está en el frente o incluso ha sido asesinado. Ni siquiera puedo imaginar cómo están encontrando fuerzas para vivir o siquiera mencionar alguna celebración”.

Diego Peralta
@diegopsf_

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