La tasa de pobreza en Palestina llega al 60%

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Dos años de intifada han triplicado el número de pobres en Palestina, y lo que queda de la maltrecha economía subsiste gracias, en gran parte, a la ayuda exterior. El Banco Mundial, que ya hizo un balance de la situación palestina tras el primer año de conflicto (ver servicio 163/01), ha vuelto a examinarla ahora en otro informe, y la encuentra aún peor.

En Palestina, desde el comienzo de la presente intifada (septiembre de 2000) hasta finales de 2001, la población por debajo del umbral de pobreza (2 dólares diarios) aumentó en 400.000 personas, hasta casi un millón. El nuevo informe del Banco Mundial cuenta un millón más, el 60% de los habitantes, a finales de 2002. Ahora, más de 500.000 palestinos dependen por completo de la ayuda alimentaria. El consumo de alimentos ha caído un 30% en dos años, y la tasa de malnutrición severa ha llegado al nivel de los países subsaharianos más pobres.

La renta por habitante se ha reducido a la mitad en estos dos años. Los ingresos perdidos suman en total 5.400 millones de dólares, o los de un año entero antes de la intifada. Los daños materiales causados por el conflicto se estiman en unos 278 millones de dólares hasta septiembre de 2002.

Entre junio de 2000 y junio de 2002, las exportaciones palestinas bajaron casi un 50%, y las importaciones se redujeron en un tercio. El descenso de las inversiones ha sido aún más drástico: de 1.500 millones de dólares en 1999 a 140 millones el año pasado.

Con una tasa de paro superior al 50%, es crucial la financiación de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que emplea a un tercio de los que trabajan y paga la mitad del total de salarios. Pero a su vez la ANP depende del exterior. No solo ha perdido gran parte de la recaudación directa, por el empobrecimiento de los habitantes, sino que, además, hasta hace poco Israel le ha retenido los impuestos que cobra por cuenta de ella (en diciembre pasado, Israel le debía unos 700 millones de dólares). Así, sus ingresos mensuales han bajado de 91 millones de dólares a 19 millones entre finales de 2000 y finales de 2002. La ANP se ha salvado de la quiebra por los 2.000 millones de dólares llegados de fuera (el 75%, de países árabes).

Pero las donaciones son solo, según el informe, uno de los factores que han impedido el hundimiento completo de la economía palestina, y no el más importante. El primero es la cohesión y capacidad de resistencia de la sociedad palestina, con sus redes informales de apoyo mutuo y préstamos. El segundo es que la ANP ha seguido prestando servicios básicos a la población, si bien en menor medida que antes. De hecho, otras informaciones indican que en Gaza el principal proveedor de asistencia social es Hamas, mientras que la ANP apenas se hace notar. Dice Mohammed Dahlan, ex jefe de las fuerzas de seguridad palestinas en Gaza: «Los israelíes han debilitado mucho a la Autoridad Palestina, y el apoyo a Hamas está creciendo. ¿Es esto lo que pretende Israel?» (New York Times, 10-III-2003).

El informe señala que la principal causa del empobrecimiento palestino es el cierre impuesto por Israel a Gaza y Cisjordania. Los obstáculos a los movimientos de personas y mercancías aíslan y ahogan a la economía palestina. Mientras el bloqueo persista, la ayuda exterior es vital, pero no podrá detener el deterioro económico: simplemente, «cada mil millones de dólares adicionales de ayuda harán que la tasa de pobreza baje unos 6 puntos porcentuales», según Nigel Roberts, responsable del Banco Mundial para Cisjordania y Gaza. Por eso, el Banco insta a Israel que levante las restricciones en la mayor medida compatible con su seguridad. A la vez, pide a los países donantes que este año aporten al menos 1.100 millones de dólares.

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