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«Con Sadam estábamos peor»

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Irak atraviesa una fase muy crítica, pero -con todo- la situación es más positiva que en los últimos años del régimen de Sadam Husein. Esta es la opinión preponderante entre los cristianos iraquíes, según se desprende de las declaraciones de algunos miembros de la jerarquía católica recogidas por la agencia Asia News (www.asianews.it), promovida por el Instituto Pontificio para las Misiones Extranjeras, de Milán.

Esos testimonios sorprenden en algunos puntos, si se confrontan con el panorama de violencia e inestabilidad que muestran a diario los medios de comunicación. En muchas zonas del país, afirman los obispos, la energía eléctrica funciona mejor que antes, los funcionarios públicos cobran sueldos dignos y las escuelas y hospitales están abiertos. «Al menos el ochenta por ciento de la población ve a las tropas de la coalición como liberadores», afirma monseñor Rabban al Qas, obispo de Amadiyah (norte de Irak). Ese juicio no quiere decir que se aprueben todas las acciones o que se olviden los intereses políticos y económicos que han pesado en el conflicto, pero corrige la idea de que todo el pueblo considera la intervención como una ocupación: «Irak necesitaba una ayuda exterior», mantiene el obispo.

También la imagen de tolerancia del régimen depuesto con respecto a la minoría cristiana, integrada por menos de 800.000 personas (en torno al 4% de la población), se matiza al escuchar a los directos interesados. «Bajo Sadam Husein, la Iglesia y el pueblo han sufrido juntos. Bajo este régimen dictatorial, todos hemos sido perseguidos: cristianos, chiíes, árabes, kurdos, sirio-caldeos», añade monseñor Rabban al Qas en una entrevista realizada en el hospital, pues él mismo fue víctima de una explosión.

El obispo recuerda, por ejemplo, que en el año 2002, Saddam ordenó suprimir de los documentos de identidad todos los nombres cristianos y ordenó que se usaran sólo los del Corán. Los hijos de familias mixtas eran por ley musulmanes hasta los dieciocho años, y aun así los funcionarios no cambiaban luego el registro aunque el interesado lo solicitara.

En esta línea, el gobierno de Sadam confiscó en 1975 todas las escuelas del país, entre las que se encontraban 34 cristianas. El actual gobierno provisional -en el que hay dos cristianos- ha decidido la devolución de todos los edificios confiscados: de este modo, Irak se convertirá, junto con Jordania, en el único país de mayoría musulmana donde la ley garantiza la libertad de enseñanza.

A propósito de la figura de Tarek Aziz, un cristiano presente en el gobierno de Sadam, el arzobispo de Bagdad para los católicos latinos, monseñor Jean Benjamin Sleiman, advierte que tal cargo no tenía nada que ver con una supuesta tolerancia hacia los cristianos. «Tarek Aziz no era viceprimer ministro porque fuera cristiano, sino porque era un gran amigo de juventud de Sadam, con quien había llevado a cabo algunas matanzas en sus primeros años de acción. Debo decir que con frecuencia la minoría cristiana obtenía concesiones, pero no de Aziz sino de otros ministros musulmanes. Recuerdo, por ejemplo, el caso de un libro escolar que contenía afirmaciones ofensivas para el cristianismo: Aziz no hizo nada ante nuestras protestas. Fue un ministro musulmán quien ordenó que se retirara».

Sobre el futuro de la democracia en el país, el obispo de Mosul (antigua Nínive), monseñor Louis Sako, ofreció algunas claves interpretativas al diario italiano Il Foglio (21-X-2003): «Un Irak locomotora democrática en la zona no gusta a Arabia Saudita, Irán, Siria, Egipto y otros países vecinos». La razón es que al conceder «derechos civiles a las minorías no árabes, la libertad religiosa y la reforma de la justicia, se pondría en discusión el poder en el que se apoyan tiranías atávicas y eficaces sistemas de represión». De ahí la convicción de que la inestabilidad que se siembra a diario en el país «no sea sólo obra de iraquíes sino, sobre todo, de fuerzas procedentes del exterior», subraya monseñor Rabban al Qas.

El nuevo patriarca de Babilonia de los Caldeos, Emmanuel III Delly, elegido el pasado 3 de diciembre, declaró que «los cristianos de Irak, aun teniendo tantas necesidades materiales, necesitan sobre todo oraciones». El patriarca señaló que una vez que vuelvan la paz y la estabilidad al país no habrá problemas: «cristianos y musulmanes hemos vivido juntos durante 1.500 años».

Diego Contreras

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