Nigeria: comienza la investigación de los crímenes de la dictadura militar

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Lagos. Una de las primeras medidas que tomó el presidente nigeriano Olusegun Obasanjo al inicio de su mandato, en mayo del año pasado, fue constituir una Comisión sobre Violaciones de Derechos Humanos, para que investigara los casos habidos durante los últimos regímenes militares (1984-1999). Se trata de asesinatos, torturas y detenciones ilegales, así como abusos por parte de las fuerzas de seguridad.

La Comisión consta de siete miembros, entre ellos un sacerdote católico, y está presidida por un juez retirado del Tribunal Supremo, Chukwudifu Oputa. Diversos problemas técnicos impidieron que la Comisión iniciara sus sesiones hasta el pasado 13 de noviembre. Uno de ellos fue que recibió más de 10.000 quejas de ciudadanos, y primero tuvo que clasificarlas. Otra dificultad fue la falta de sede, dinero y personal. Finalmente, la Comisión ha cribado las 10.000 quejas y se ha quedado con 200, que son las de mayor relevancia.

Oputa ha comparado en varias ocasiones la naturaleza y finalidad de la Comisión que preside con las de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación, de Sudáfrica. Muchos nigerianos discrepan de Oputa. En Sudáfrica hubo principalmente un conflicto entre dos partes organizadas -el régimen racista y el CNA-, mientras que en Nigeria las víctimas fueron individuos indefensos ante el aparato dictatorial. Además, en Sudáfrica los que confesaban sus culpas eran eximidos de castigo (amnistía a cambio de verdad); en cambio, la Comisión nigeriana puede recomendar el procesamiento y el pago de reparaciones, aunque su misión es, sobre todo, promover la reconciliación. Sin embargo, la posibilidad de procesamiento puede disuadir a los culpables de confesar.

Uno de los que ya han comparecido ante la Comisión es el propio presidente Obasanjo, que fue perseguido por el penúltimo gobierno militar, el del general Sani Abacha (1993-1998). La queja fue presentada por familiares de Obasanjo. Allí, el presidente se encontró con el coronel Bello Fadile, que en su día le acusó de conspiración para derrocar a Abacha. La repentina muerte de este probablemente salvó a Obasanjo del fusilamiento. Ante la Comisión, Fadile reconoció que la denuncia era falsa y que la formuló bajo tortura. Al final, Obasanjo y Fadile se abrazaron, reconciliados.

No todos los casos serán así. Varias de las víctimas han declarado que no se contentarán con menos que el castigo de los culpables.

La Comisión tendrá que ganarse el crédito del pueblo. Los nigerianos siempre han mirado con escepticismo las comisiones oficiales de investigación. Los experimentos anteriores no han dado resultados apreciables. En la mayoría de los casos ni siquiera se hacían públicas las conclusiones de los estudios. Así ha ocurrido con la Comisión de Contratos Incumplidos, establecida también por Obasanjo para investigar proyectos públicos pagados pero nunca llevados a término. Esta Comisión ya presentó su informe al gobierno, pero de sus hallazgos o recomendaciones nada se ha dicho a los ciudadanos.

¿Hay motivos para el optimismo esta vez? Hasta ahora, la investigación no ha revelado datos nuevos, y la mayor parte de los nigerianos conocen muy bien a los acusados que aparecen en los casos propuestos a la Comisión. Prevén, pues, que solo caerán los subordinados, mientras que los peces gordos seguirán siendo intocables. El general Abacha está muerto, pero muchos de los que bajo sus órdenes realizaron los abusos siguen vivos, y en activo en su mayoría, sin que haya habido el menor intento de hacerles responder de sus actos.

Al fin y al cabo, la Comisión está a merced de la voluntad de los llamados a comparecer. Tiene poder para convocar, examinar pruebas, reprender, hacer recomendaciones; pero no para procesar. Un ejemplo: el general Musa Bamaiyi, ex director del organismo antidroga, ha sido acusado de numerosas atrocidades; pero ha rehusado atender las citaciones de la Comisión.

Al menos, los nigerianos cuentan con un medio más de conocer la verdad. Pero queda por ver hasta dónde llegarán las revelaciones, si se juzgará a algunos culpables y si las víctimas obtendrán alguna clase de reparación.

Eugene Agboifo Ohu

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