Jóvenes descontentos con la política, pero poco activos

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La intensificación de la política española en los últimos años parece haber permeado a la juventud: siguen más las noticias, discuten más, y las posturas centristas pierden fuelle en beneficio de las más escoradas a un lado y otro. Sin embargo, una cosa es el interés y otra la acción real.

El informe Jóvenes españoles entre dos siglos (1984-2017), de la Fundación SM, dedica un capítulo a la implicación de los jóvenes en la vida social y política del país. El primer apartado analiza el posicionamiento político de los encuestados, medido en una escala donde el cero representa el extremo por la izquierda, y el diez, por la derecha. En el informe de este año, la media de las respuestas da un 4,82. La cifra se ha ido moviendo hacia el medio (desde la izquierda) en las últimas ediciones. Sin embargo, esto no indica que haya más jóvenes con posturas “centristas”. Lo que ocurre, de hecho, es lo contrario: ha crecido el porcentaje de los que se sitúan en los márgenes, pero lo ha hecho algo más por el lado derecho, aunque, en números absolutos, siguen siendo menos que los del otro extremo.

Preocupados por la situación política…

En esta edición del informe se percibe un ligero crecimiento en la importancia que los jóvenes dan a la política, al menos en teoría. No obstante, un porcentaje muy amplio, casi la mitad, aún se muestra de acuerdo con la afirmación “la política no tiene nada que ver conmigo”, si bien la proporción ha bajado casi diez puntos respecto a 2010. Esta es ligeramente superior en los de menos edad y en los que se sitúan más a la derecha. Asimismo, los católicos poco practicantes o no practicantes se muestran menos interesados que los ateos, agnósticos y católicos practicantes.

La pertenencia a asociaciones remonta ligeramente respecto a 2010, pero sigue en horas bajas

En cualquier caso, el factor más influyente es el nivel de estudios de los encuestados. Menos de un tercio de los universitarios subscribe la mencionada afirmación; entre los que solo tienen el título de primaria, el porcentaje es superior al 60%. En lo que hay bastante más acuerdo es en la mala valoración de los políticos. Tres de cada cuatro señalan que buscan sus propios intereses o el de “las multinacionales, bancos o grandes grupos de presión” antes que el bien de los ciudadanos. Esta crítica, que representó la base del discurso en el movimiento de los “indignados”, parece haber calado hondo en jóvenes de todos los estratos culturales y tendencias ideológicas, aunque es más frecuente en los de izquierdas, y también en las mujeres.

Más allá del papel de los políticos, la encuesta preguntaba a los jóvenes por otros medidores de la calidad democrática del país, como el respeto a la ley y el orden, a la libertad de expresión o a las minorías. En general, las notas oscilan entre el suspenso por poco y el aprobado también justo, y no dejan de empeorar desde la primera edición del informe.

La edad y el sexo apenas influyen en las valoraciones, que en cambio dependen mucho del nivel de estudios y el posicionamiento ideológico. En cuanto a lo primero, los universitarios –que eran los más indignados con los políticos– son, sin embargo, los menos críticos con la situación de las libertades en España. En cambio, los que solo han alcanzado estudios primarios se muestran mucho más negativos. Lo mismo ocurre, respectivamente, con los que se sitúan más a la derecha y más a la izquierda del arco político. Un dato curioso, aunque quizás significativo, es que los que más orgullosos se sienten de ser españoles son los creyentes de otras religiones (no católicos), entre los que presumiblemente haya un buen número de jóvenes con raíces extranjeras.

… pero no especialmente activos

Otro apartado del informe se centra en su participación, a nivel individual, en distintas actividades relacionadas con la política, tanto en el pasado como actualmente, y por su intención de realizarlas en el futuro. Respecto a lo que están haciendo actualmente, se percibe un aumento con respecto al anterior estudio (2010), lo que cuadra con el mayor interés mencionado arriba. Crecen especialmente las dos acciones más citadas: uno de cada tres encuestados dice seguir la información política en los medios y hablar frecuentemente de estos temas, diez puntos más que en 2010.

En cambio, en las actividades más directamente ligadas a la acción, como votar, ponerse en contacto con un cargo de algún partido, formar parte de uno, o participar en reivindicaciones o en foros de tema político, apenas se percibe crecimiento. Un tercio de los encuestados dice votar; para lo demás, los porcentajes no llegan al 10%

Las acciones políticas más frecuentes son seguir la información en los medios, discutir de estos temas y votar, y aun así solo las realiza un tercio de los jóvenes

En general, la implicación aumenta con la edad y, de forma especialmente significativa, con el nivel de estudios. Por ejemplo, más de la mitad de los universitarios dicen seguir la información política y hablar frecuentemente de estos temas, contra solo uno de cada tres con título de secundaria superior (Bachillerato o FP).

Por creencias religiosas, ateos y agnósticos son los más activos, e indiferentes y católicos poco practicantes, los menos. En cuanto al posicionamiento ideológico, llama la atención que algunas acciones sean claramente más frecuentes en jóvenes de izquierdas (participar en foros o chats políticos, votar o firmar una petición de recogida de firmas) y otras, en los de derechas (compartir un mensaje de acción política, ponerse en contacto con algún cargo de un partido o serlo uno mismo).

El poco tirón de las asociaciones

Si la participación a título individual en estas actividades no es muy frecuente, menos lo es la pertenencia a asociaciones, otro síntoma negativo en cuanto a la capacidad de la juventud para insertarse en el llamado “tejido social”.

El porcentaje de encuestados que manifiesta pertenecer a alguna asociación es muy bajo, apenas el 20%, diez puntos menos que a principios de siglo, pese a que se percibe un pequeño aumento respecto a 2010. Desde comienzos de siglo ha disminuido la proporción de jóvenes en asociaciones deportivas, artísticas o culturales, y, en cambio, aumentan ligeramente los inscritos en otras de tipo benéfico o ecologista.

Ni la edad ni el sexo son factores especialmente influyentes en el grado de asociacionismo ni en el tipo de actividad desarrollada, aunque las chicas participan más en las artísticas, religiosas y feministas, mientras que ellos prefieren las deportivas, juveniles y ecologistas. Sí se aprecia mayor variación cuando se observan los datos desde el prisma del posicionamiento ideológico. En general, y pese a que los valores son siempre bajos, hay una mayor participación entre los jóvenes autodefinidos como de derechas. Esto se debe a su mayor presencia en asociaciones benéfico-sociales, ecologistas y religiosas. Los del extremo contrario del arco político son, en cambio, más proclives a las artísticas, juveniles, pro derechos humanos y sindicales. Pese a que los de centro tienen la tasa más alta de no participación, son los más representados en partidos políticos y asociaciones feministas.

Desciende el número de los que consideran que la política no tiene nada que ver con ellos, pero aumenta la desconfianza hacia los políticos

También se aprecian diferencias según las creencias religiosas de los encuestados. Los católicos practicantes son el grupo que más participa en asociaciones benéfico-sociales, artísticas y culturales, juveniles y de ayuda al desarrollo, además de las religiosas. Agnósticos y ateos, en cambio, están más presentes en las de tipo sindical, ecologista o feminista.

Un aspecto llamativo es el que se refiere a las intenciones de participación política que los encuestados muestran para el futuro. Salvo para votar, hay un descenso generalizado respecto a lo que señalaban en anteriores ediciones del informe, cuando la juventud mostraba unos mayores deseos de aumentar su implicación en este ámbito. Ahora parecen haberse vuelto más pesimistas… o realistas.

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