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Los costes de la desestructuración familiar

publicado
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El Centre for Social Justice (CSJ) fue fundado en 2004 por el actual ministro de Trabajo y Pensiones del gobierno de Cameron, Iain Duncan Smith. En sus informes sobre la sociedad británica ha dedicado particular atención a los factores sociales que provocan la pobreza. El informe publicado recientemente es el que con más profundidad ha fijado el foco en cómo las distintas estructuras familiares influyen en el desarrollo de la sociedad.

A la vista de los datos de este estudio, cabe afirmar que el Reino Unido padece una auténtica epidemia familiar, en la que resulta especialmente llamativa la progresiva desaparición del padre. Algunos números ilustran esta situación: más de tres millones de niños (aproximadamente un 25% de toda la población infantil británica) viven en hogares monoparentales; la proporción aumenta conforme a la edad del niño: a los 15 años, el porcentaje de niños en familias separadas llega al 45%; en cerca del 90% de estos hogares está ausente el padre, y 4 de cada diez niños criados solo por su madre (en total, cerca de un millón) apenas tiene contacto con su padre.

El informe se cuida de no hacer una valoración moral de la separación o el divorcio, pero recuerda que los niños criados en hogares monoparentales (madres separadas o solteras por elección) o con padrastros tienen dos veces más posibilidades de fracasar en el colegio, sufrir problemas de autoestima y de conducta. También aumenta la incidencia de embarazos juveniles, lo que a su vez está asociado a futuras familias frágiles. La proporción de hogares pobres es 2,5 veces mayor en los monoparentales que en los estructurados en torno a un matrimonio.

Un 25% de toda la población infantil británica vive en hogares monoparentales

El auge de la cohabitación es también un dato negativo para la estabilidad social, ya que –según los datos del informe– las parejas del Reino Unido en régimen de cohabitación tienen tres veces más probabilidad que los matrimonios de estar rotas (incluso si posteriormente se han casado) para cuando el primer hijo cumple cinco años. Los adultos que cohabitan sin compromiso matrimonial han pasado del 2% en 1960 al 16% actualmente; y este tipo de uniones ya representan una de cada cuatro familias con hijos.

Promesas y complejos de los conservadores
Cuando David Cameron llegó al poder, anunció que su gobierno promovería las relaciones familiares estables, aunque prefirió no hablar abiertamente de matrimonio. El CSJ le pidió que dejara clara la opción preferencial por el matrimonio sobre las parejas de hecho y que la fomentara con una política fiscal más favorable para las parejas casadas. Sin embargo, como recuerda el CSJ, tres años después la promesa de los incentivos fiscales para los matrimonios aún no se ha concretado, aunque el CSJ sí reconoce los méritos del programa Troubled families para ayudar a familias en riesgo de desestructuración.

Frecuentemente el partido conservador ha echado la culpa a la falta de apoyo de su aliado liberaldemócrata para no haber propuesto más reformas destinadas a favorecer el matrimonio. Con la reciente aprobación del matrimonio homosexual, el partido conservador ha terminado de traicionar su apuesta por el modelo de familia que más beneficios sociales y económicos ha demostrado.

El informe del CSJ, aunque no menciona el matrimonio homosexual, sí recrimina a los conservadores por haberse dejado llevar por la dulce retórica de los “distintos modelos de familia”. “Decir que el tipo de familia es irrelevante no es cierto del todo, y al final resulta contraproducente. Debemos madurar nuestro discurso político sobre la familia”.

Falta de modelos masculinos
Uno de los aspectos derivados de la epidemia familiar británica es la desaparición progresiva de la figura del padre. En casi el 90% de los hogares monoparentales la familia está formada por la madre y los hijos.

A la ausencia del padre en la familia se suma la falta de profesores, especialmente en la etapa primaria. Según los datos del CSJ, un 25% de los colegios británicos no tienen ni un solo profesor varón en su plantilla, y un 80% de los centros públicos de educación primaria cuentan con tres o menos.

El informe del CSJ cita numerosos estudios que muestran la repercusión negativa en los hijos de la falta de un padre en el hogar.

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