Donde blanquearse la piel es “adelantar”

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Si se habla de personas negras que se someten a tratamientos para blanquearse la piel, la mente evoca inmediatamente el caso más conocido: el del fallecido cantante Michael Jackson. Pero en varios sitios del planeta la práctica se ha vuelto más común de lo que pudiera pensarse, y las autoridades han tenido que tomar cartas en el asunto.

Un reciente reportaje del New York Times daba cuenta de la difusión del blanqueamiento de piel en África, particularmente en Ruanda, donde el gobierno ha prohibido la comercialización de blanqueadores en cuya composición entren el mercurio y la hidroquinona, sustancias que pueden inhibir la producción de melanina y, en consecuencia, reducir la pigmentación.

La policía ruandesa ha entrado en los últimos dos meses a los establecimientos comerciales a decomisar cosméticos de este tipo, del que había más de mil productos en el mercado. El veto a los blanqueadores con hidroquinona y mercurio data realmente de los años 80, pero hasta noviembre pasado las autoridades miraban para otro lado. Otros países del área, como Ghana y Costa de Marfil, los tienen prohibidos, con mejorable éxito, desde hace unos años.

En 2024, el mercado de los cosméticos blanqueadores moverá globalmente 31.200 millones de dólares

Pero el uso de estas sustancias no se circunscribe al África subsahariana. Según la OMS, si bien en sitios como Nigeria el 77% de las mujeres las utiliza, en países como China e India lo hacen el 40% y el 61%, respectivamente. Y si se mira hacia el oeste, también hay clientela dispuesta en el Caribe, un área que se distribuyeron entre sí las potencias coloniales europeas, que arrancaron de África a millones de personas de tez negra y cabello rizado, y las plantaron allí.

Hoy, sin embargo, no pocos descendientes de aquellos forzados suspiran por un color de piel algo más parecido al de los antiguos colonizadores. ¿Y la salud…? Eso es lo de menos.

Al éxito, por la piel

Los esquemas culturales no son genéticos, sino aprendidos, y pueden arrastrar prejuicios centenarios que perduran mucho tiempo después de extintas las causas originales. Pueden, además, ser asumidos con cierta normalidad por los afectados.

En El reino de este mundo (1949), el escritor Alejo Carpentier coloca a su protagonista, Ti Noel, como observador de una curiosa situación: cuando las revueltas de los esclavos haitianos acabaron con el yugo de los franceses, no fueron otros blancos los que tomaron el poder, sino que “unos mulatos a caballo, con camisas de cuello abierto, fajas de seda y botas militares, dirigían grandes obras de labranza y deslinde, llevadas a cabo por centenares de negros custodiados. Ti Noel supo, por un fugitivo, que las tareas agrícolas se habían vuelto obligatorias y que el látigo estaba ahora en manos de Mulatos Republicanos, nuevos amos de la Llanura del Norte”.

El mulato, el mestizo, no era blanco, pero se le “acercaba” más que el negro; por tanto, heredó la “superioridad” de aquel. A día de hoy, en el Caribe, parte de la población negra aprecia un extra de “calidad racial” en tener la piel algo más clara. La RAE registra, de hecho, una singular acepción de adelantado : “Dicho de un mulato: Que tiene más rasgos de blanco que de negro”. En consecuencia, atrasado viene a significar lo contrario. Lo negro “atrasa”; lo blanco “adelanta”.

El traspaso del prejuicio de unas generaciones a otras, así como la menor visibilidad, en general, de las personas negras en la moda, el cine y el arte, o en la política, justo en los centros de poder y de irradiación cultural occidentales, deriva en que el éxito se asocie mentalmente con lo caucásico –he aquí el racismo– o con lo que más se le parezca, con una piel al menos más clara –y aquí, el colorismo.

Pero el tono de la pigmentación como marca de “privilegio” o como hándicap no es tema exclusivo de los africanos o de sus descendientes en América. También lo es en la India. The Guardian alude en tal sentido a dos investigaciones: una que revela la brecha entre jóvenes de piel oscura y más clara a la hora de acceder a carreras universitarias, y otra que constata las escasas posibilidades de las mujeres de una tonalidad más fuerte… cuando cuelgan sus fotos en sitios online para buscar pareja.

En la India, las mujeres de piel más oscura tienen muy pocas posibilidades de conseguir pareja cuando cuelgan sus fotos en webs de citas “online”

Si, en ese mismo país, las estrellas de cine aparecen en la tele promocionando cremas blanqueadoras, el camino hacia el triunfo está –nunca mejor dicho– muy claro.

De más claro ¿… a más oscuro?

¿Por qué, pese a las “ventajas” que supone el blanqueamiento, algunos gobiernos están en guardia contra los fármacos que se aplican para tal fin? La web del NHS –la sanidad pública británica– tiene un apartado dedicado a explicarlo llanamente.

Según dice, además de que se trata de procedimientos caros, prolongados y de resultados no garantizados, pueden producir efectos indeseados si se emplean cremas que contienen hidroquinona y mercurio. La piel puede irritarse, tornarse escamosa y sufrir picores, y asimismo puede adelgazarse y dejar a la vista los vasos sanguíneos. En los sistemas internos, el hígado y los riñones pueden igualmente sufrir daños importantes.

Y la gran paradoja: que quien se aplica estos blanqueadores por mucho tiempo puede terminar experimentando un proceso de nombre enrevesado: la ocronosis exógena, que es, en pocas palabras, un oscurecimiento de la piel, la misma que se había querido aclarar…

La pregunta que brota del sentido común es por qué continúan fabricándose estos cosméticos. Y es que la industria, que ve en ello una veta inagotable, no se abstendrá motu proprio.

En 2017, solo la producción y el comercio de blanqueadores movieron globalmente 4.800 millones de dólares. Una firma de análisis de tendencias del mercado, Global Industry Analysts, pronostica que, en 2024, la cifra se disparará hasta los 31.200 millones, “gracias al todavía fuerte estigma de la piel oscura y la rígida percepción cultural que relaciona una piel más clara con la belleza, el refinamiento cultural y el éxito personal, en varias comunidades de Asia, Oriente Medio y África”. En Asia-Pacífico, los expertos subrayan que el crecimiento vendrá dado, en parte, por la “fuerte irrupción” de la línea masculina de estos productos. Si vale para escalar en lo social y lo laboral –ahí está los actores indios para mostrarlo–, con toda seguridad más y más personas se apuntarán a la moda.

En Nigeria, el 77% de las mujeres usa blanqueadores; en China e India, el 40% y el 61%, respectivamente

Y el prejuicio seguirá ayudando a hacer caja.

Producto de la UE… para vender fuera de la UE

El Dr. Steve Garner, de la Universidad de Cardiff, en Reino Unido, ha estudiado a fondo el tema del colorismo y de los cosméticos blanqueadores. ¿Por qué se siguen fabricando aquellos que contienen ingredientes peligrosos?, le ha preguntado Aceprensa: “Aunque –dice– en diferentes partes del mundo hay regulaciones a sustancias particulares (el mercurio, la hidroquinona, los corticosteroides), es realmente muy, muy difícil controlarlos y aplicar las leyes”.

“La Unión Europea tiene las regulaciones más estrictas, pero solo se aplican a los productos vendidos en la UE, no fabricados en la UE. Así, varias compañías elaboran aquí productos que contienen sustancias ilegales en la UE, para exportar a terceros países”.

“Al mismo tiempo, es fácil comprar esos cosméticos y llevártelos a tu país, o ir a tiendas específicas y comprarlos ‘bajo mano’. O más fácil: puedes adquirir virtualmente cualquier cosa en Internet. Es así que países como Costa de Marfil, Ghana y Ruanda tienen tantos problemas para hacer efectiva la prohibición. ¡Es muy díficil!”.

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