Haneke logra su mejor película (Palma de Oro en Cannes y triunfadora en los premios del Cine Europeo) y sigue siendo el mismo, abrumado (¿seducido?) por la culpa y sin querer buscar respuestas.
La historia de una mujer humilde y sencilla, de honda fe, pintora autodidacta, sirve al director para acercarse con sensibilidad y sutileza al misterio del arte.