Rosie Huntington-Whiteley

Como las anteriores entregas de la saga, es un festival de persecuciones y peleas hiperviolentas, no apto para paladares delicados, pero también muy entretenido y a veces hasta divertido.
Predecible y aburrida resulta la tercera parte de las aventuras de los robots que se convierten en coches o camiones.

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