Esta crónica de un escándalo periodístico da voz a los dos bandos y destaca el valor de la profesionalidad, el espíritu de servicio público y el amor a la verdad.
Como las anteriores entregas de la saga, es un festival de persecuciones y peleas hiperviolentas, no apto para paladares delicados, pero también muy entretenido y a veces hasta divertido.