En un acertado retrato de la sociedad medieval, Chavarrías nos ofrece la historia de una abadesa empeñada en reconstruir el tejido cristiano de una comarca pirenaica.
Aunque este “thriller” resulta entretenido y suaviza el anticlericalismo de la novela de Arturo Pérez-Reverte, padece un guion nada creíble, con una visión ridícula de la Iglesia.