Cuando Mathieu se entera de quién era su padre y conoce a la familia paterna, comienza una historia de las que están en alza en el cine francés: sencillas, muy humanas, que llegan al público.
Se echa de menos en esta película un desarrollo más cuidado de las relaciones entre los personajes y de algunas tramas, que pecan de demasiado simples. Con todo, es una película elegante que se beneficia de la belleza de los parajes donde se ha rodado.