Dolce & Gabbana, por la familia de padre y madre

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Contra lo que a veces se da a entender, no todos los homosexuales piensan lo mismo sobre los modelos familiares y la adopción de niños por parejas del mismo sexo. Así lo han demostrado también los modistos italianos Dolce y Gabbana en unas declaraciones a la revista Panorama, en la que manifiestan su apoyo a la familia de siempre y su oposición a las adopciones por parte de gais.

El asunto es de actualidad en Italia, pues está en trámite parlamentario una ley sobre adopción en la que se había propuesto una enmienda para permitir la adopción por parte de solteros y parejas de hecho. Finalmente la enmienda ha sido retirada, y la adopción seguirá reservada a las parejas casadas, de hombre y mujer.

Si en cuanto estilistas de moda Dolce y Gabbana están por el cambio cada temporada, en asuntos de familia apuestan por el diseño tradicional: “Si hay algo que no debe cambiar es la familia”. “La familia no es una moda pasajera. En ella hay un sentido de pertenencia sobrenatural”, explica Stefano Gabbana. Le hace eco Domenico Dolce: “No hemos inventado nosotros la familia. La ha convertido en un icono la Sagrada familia. Y no es cuestión de religión o estado social, no hay vuelta de hoja: tú naces y hay un padre y una madre”.

No contentos con eso, lanzan una andanada contra los que satisfacen sus deseos de paternidad con hijos de encargo mediante la procreación artificial. “No me convencen los que yo llamo hijos de la química, niños sintéticos. Úteros en alquiler, gametos elegidos en un catálogo. Y luego vete a explicar a estos niños quién es la madre. Procrear debe ser un acto de amor. Hoy ni siquiera los psiquiatras están listos para afrontar los efectos de estas experimentaciones”, concluye Dolce.

¿Pero a ti no te gustaría tener un hijo?, les preguntan. Una cosa es lo que a uno le gustaría y otra la realidad. “Soy gay y no puedo tener un hijo”, reconoce Dolce. “Creo que no se puede tener todo en la vida. También es bello privarse de algo. La vida tiene un recorrido natural, hay cosas que no se deben modificar. Una de ellas es la familia”.

Al salir del armario de lo políticamente correcto, los modistos italianos han levantado una polvareda en Internet y las redes sociales. No faltan los apoyos: “Enhorabuena: los hijos son un don, no un derecho”; “¿Ahora les llamarán también a ellos homófobos?”

Los críticos les atacan con virulencia, escandalizados de que una pareja homosexual se manifieste en contra de los nuevos modelos familiares de los gais y de su aptitud para la adopción. Flavio Romani, presidente de la organización Arcigay, ha respondido prontamente que las posturas de Dolce y Gabbana son “absolutamente personales”, que “contradicen el movimiento mundial en favor de los derechos de adopción de los gais” y que no deberían tratan de imponerlas a otros. Pero en realidad lo que le ha molestado es que simplemente las expresen, pues en ningún momento han dicho que fueran las ideas de los gais, sino la suyas propias. Más bien son Romani y su organización los que pretenden que sus ideas parezcan las ideas comunes de todos los homosexuales.

Los ataques a los modistos han dado pie a otros para sostener que “los verdaderos intolerantes son los presuntos activistas gais, que lanzan ataques personales a aquellos que mantienen una opinión distinta”.

Los más intransigentes han lanzado su fatwa proponiendo el boicot a los productos de Dolce & Gabbana. Es el caso del cantante Elton John, molesto por lo que han dicho Dolce y Gabbana sobre los “hijos de encargo”, ya que él y su pareja han tenido ya dos usando un vientre de alquiler. La irritación del cantante británico le ha llevado a pedir el boicot comercial contra la firma italiana.

Lo que da a entender que en la moda se puede elegir, mientras que en las opiniones sobre la familia solo cabe el uniforme.

Los modistos italianos no han dado marcha atrás a pesar de las amenazas de boicot de Elton John y de otros voceros de organizaciones LGTB. Gabbana le ha contestado en Internet: “Es simplemente arrogante no tolerar que otros no piensen como él (Elton John). Vivimos en un país democrático”.

Pero parece que entre los derechos de los gays que tanto se defienden no entra la libertad de expresión de los gais que tienen ideas propias sobre la familia.

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