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Boicot a la ignorancia religiosa

publicado
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Contrapunto

Si toda religión tiene sus fundamentalistas, también la laicidad tiene los suyos. En España están bien representados por la CEAPA, confederación laica de padres de alumnos, que en cuanto oyen hablar de religión en la escuela desenfundan. Ahora están en pie de guerra ante la creación en el currículo de un área de Sociedad, Cultura y Religión, en la que se estudiará el «hecho religioso» en dos modalidades alternativas, a elección de los padres: la clásica asignatura de Religión (cuyos contenidos los establece la Iglesia católica o la confesión correspondiente), o bien un estudio no confesional del hecho religioso (cuestiones como la oración, los lugares de culto, las fiestas religiosas, la estructura básica de toda religión, etc.).

En una escuela que junto a los contenidos tradicionales incorpora cada vez más nuevos campos (educación vial, sexual, para la salud, para el consumo…), parece extraño que, como ocurre hasta ahora, no se considere necesario dar a todos unas elementales nociones sobre el hecho religioso. Pero el dogma de los integristas laicistas es que la religión es algo puramente privado que no debe tener relevancia pública.

Sin embargo, la realidad es tozuda. Al día siguiente de la llamada al boicot, el diario El País (23 abril), que jalea a la CEAPA, dedicaba su principal noticia, con foto en primera página y dos páginas completas en el interior, a la peregrinación de los chiítas iraquíes a la ciudad santa de Kerbala. La información explicaba el origen de la fiesta (para conmemorar la muerte del califa Alí, yerno de Mahoma), cómo se desarrolla la peregrinación, qué ritos religiosos se viven, cómo es la mezquita donde rezan, por qué es importante para el futuro de Irak la influencia del clero chiíta… Si un periódico tan «laico» considera importante explicar a sus lectores estos hechos religiosos, no se entiende por qué no se pueden aprender estas mismas cosas en la escuela.

Parece que la CEAPA cree a pies juntillas que no se puede hablar de religión sin imponerla. Así, en su comunicado asegura que el objetivo de esta asignatura sobre el hecho religioso es «presentar, adoctrinar y hacer proselitismo de un mundo exclusivo de creyentes clericales, sin tener en cuenta el mundo no creyente o creyente no clerical». Cualquiera diría que hoy existe una presión religiosa en la escuela, cuando lo que destaca a todas luces es el desconocimiento religioso, incluso entre alumnos que han estudiado la asignatura de religión. Y ahora que en España hay mayor presencia de otras religiones no cristianas es necesario que todos sepamos algo más del hecho religioso. Quizá la CEAPA piensa que la ignorancia favorece la tolerancia. Pero más bien suele ser el caldo de cultivo del recelo y del enfrentamiento.

Ignacio Aréchaga

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