La disputa entre la multinacional suiza y la India no se reduce a que los pobres tengan acceso a los medicamentos.

La sentencia del Tribunal Supremo de la India que deniega la patente de un medicamento contra la leucemia ha sido saludada por Médicos Sin Fronteras (MSF) y otras ONG como una victoria para la causa de la salud de los pobres. El fallo supone que los genéricos equivalentes podrán seguir fabricándose en India sin pagar royalties, y por tanto seguir vendiéndose a unos 200 dólares la dosis de un mes, en vez de unos 2.600 dólares que cobra Novartis por Glivec, el original patentado en Occidente. Parece que David (la India) ha vencido a Goliat (la multinacional suiza). Pero el asunto no es tan simple. A Novartis (beneficios netos en 2012: 9.600 millones de dólares) bien se le puede llamar gigante, pero la India no es un pequeño David de la industria farmacéutica, sino la tercera del mundo. Es, desde luego, la principal proveedora de genéricos para los países en desarrollo: les surte del 92% de los antirretrovirales y del 60% de los tratamientos contra la malaria. Pero también vende a los ricos: junto con China, suministra el 80% de los principios activos que se usan en Estados Unidos. En total, sus exportaciones son de unos 10.000 millones de dólares anuales. La industria farmacéutica india es la tercera del mundo y la principal proveedora de genéricos para países en desarrollo Patentar en la India Por otro lado, conceder la patente a Novartis no habría significado necesariamente que Glivec no pudiera seguir vendiéndose más barato en la India. Cabría la licencia obligatoria, amparada por el acuerdo TRIPS, de la Organización Mundial del Comercio (OMC), para autorizar la producción de genéricos si Novartis no cediera sus derechos a precio asequible. La India, Brasil y Tailandia han empleado repetidamente este recurso para tener antirretrovirales genéricos. En el proceso judicial sobre Glivec, la cuestión no era el derecho de los pobres a acceder a medicamentos, sino si el producto era patentable. Y la sentencia confirma el criterio de la ley india, más exigente que las occidentales. India daba poca protección a los inventos farmacéuticos hasta que la presión internacional le obligó a reformar la ley de patentes. La actual se aplica a los medicamentos descubiertos desde 1995, fecha del ingreso de la India en la OMC; pero el hallazgo de Novartis es anterior. La multinacional pidió en 1997 una ampliación de la patente para una nueva variedad, con mayor eficacia terapéutica. La India no da patentes para variaciones de medicamentos ya inventados, mientras que Occidente les concede una protección suplementaria No es una verdadera innovación El Tribunal Supremo la ha rechazado porque la variedad más reciente no es una verdadera innovación con respecto al principio activo ya patentado, ni tampoco lo es el procedimiento químico usado para sintetizarla. La sentencia se basa en un artículo de la ley india de patentes pensado para impedir que las farmacéuticas perpetúen la protección introduciendo cambios en sus inventos sin inventar nada nuevo. Aun admitiendo que un cambio de presentación no merece protección adicional, los laboratorios indios se han beneficiado de que la ley de su país impidiera a Novartis patentar el verdadero invento, el principio activo. También han sacado partido de que la justicia india haya sido tan lenta en resolver un caso iniciado hace quince años. La sentencia reconoce que el asunto se dejó durmiendo ocho años largos mientras se decidía la reforma de la ley de patentes, que entró en vigor en 2005. Novartis, por su lado, dice que la sentencia arroja una sombra sobre la propiedad intelectual en la India y dificulta que los laboratorios sigan gastando las grandes sumas que hacen falta para descubrir medicamentos, pues les quita posibilidades de recuperar la inversión. Pero la industria farmacéutica occidental no puede pretender sacar tanto margen en los países en desarrollo, y a la vez necesita introducirse en ellos. Ahora más de un tercio de sus ventas se concentran en Estados Unidos, lo que parece insostenible. En la India, China, Brasil… tiene muchos más clientes posibles, y una parte cada vez mayor del mercado mundial. Más le vale buscar la cooperación, hacer inversiones allí, antes de que “los pobres” sean el grueso del negocio farmacéutico y se encuentre con que los ha perdido.

Si Novartis es Goliat, la India no es David

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