El problema de la prensa sensacionalista no es únicamente de procedimientos sino de contenidos: es imposible cocinar una basura cordon bleu
Rupert Murdoch se ha convertido en carne de prensa. La aldea global sigue el reality show del magnate con estupor, escándalo y morbo. Murdoch prueba de su propia medicina, o, dicho de otro modo, es la víctima del monstruo que creó. Y es probable que en estos momentos, al cabo de su vida, se sienta como William Randolph Hearst, interpretado por Orson Welles bajo la máscara de Charles Foster Kane.
Nadie puede creer que el empresario australiano desconociera la existencia de métodos abyectos y reprobables en News of the W ...
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