Ignacio Aldecoa, como la mayoría de los escritores de la Generación de los 50 del siglo XX, convirtió sus novelas y relatos en una crónica de la España de la posguerra, cuando buena parte de la sociedad seguía sumergida en la pobreza y se aceleraron los movimientos migratorios que provocaron la masificación de los barrios periféricos y marginales de las grandes ciudades y el anquilosamiento y vaciamiento del medio rural.
A diferencia del tremendismo literario de los años 40, que practicó, por ejemplo, Camilo José Cela en La familia de Pascual Duarte, la obra de Ignacio Aldecoa emplea la ternura y el humanismo para describir las duras vidas de las capas más humildes de la sociedad.
“Ser escritor es, antes que nada, una actitud en el mundo. …
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