«Unreality» shows

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Los responsables de los reality shows justifican sus programas aduciendo que no pueden escamotear al público lo que ocurre en la realidad. Esa realidad está ahí, se le preste atención o no, y se muestra tal y como es, sin efectos especiales, sin actores, sin más guión que la vida de los invitados. El problema es que, a veces, los invitados son actores que cobran por interpretar la tragedia de moda o los reportajes son sencillamente falsos.

Según un viejo aforismo jurídico, la causa de la causa es causa del mal causado. El mal causado ha sido la invención de testimonios y la manipulación de reportajes en programas emitidos en la BBC y en las cadenas francesas TF1 y France 3. La causa del mal, la presión de los productores para convocar invitados cada vez más grotescos, obligando a los colaboradores de los programas a recurrir a agencias de espectáculos. Y la causa de la causa, la guerra de audiencias que ha provocado la proliferación de programas sensacionalistas, y que no ha dejado fuera a las cadenas estatales, como la BBC.

El incidente más reciente en esta cadena tuvo lugar en el programa The Vanessa Show, en el que una joven actriz interpretó el papel de mujer maltratada. Pero ha habido al menos otros tres testimonios falsos en sendos programas.

También se ha descubierto que se utilizaron actores en el documental The Connection, editado por Central Television, y los reportajes Too Much Too Young: Chickens, Rogue Males, Daddy’s Girl y D-Day Disaster emitidos por Channel 4. Un portavoz de la cadena confirmó que se están investigando otros documentales sobre los que hay sospechas de acuerdos entre productores y protagonistas.

En Francia, la cadena privada TF1 difundió escenas de detenciones policiales, sin advertir a los telespectadores de que no se trataba de hechos reales, y France 3, una de las cadenas públicas francesas, emitió un arriesgado rescate en la montaña como si fuera real, en lugar de lo que verdaderamente era: un ejercicio de entrenamiento de un cuerpo de salvamento. Las cadenas francesas atribuyen sus errores a las dificultades que encuentran para controlar los reportajes proporcionados por agencias externas, especialmente sobre temas conflictivos.

Las cadenas han encajado el mentís y han pedido disculpas a los espectadores. Sin embargo, las agencias a las que acuden los productores de talk shows afirman que cada vez reciben más solicitudes de actores y que, quizás por la falta de tiempo y por la presión para mantener audiencias, en lugar de historias reales optan por lo fácil.

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