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Otros estrenos (25 diciembre 2014)

publicado
DURACIÓN LECTURA: 2min.

Breves notas sobre algunas películas que se estrenan el 25 de diciembre

Directores: Juanfer Andrés y Esteban Roel.

Guion: Juanfer Andrés y Sofía Cuenca.
Intérpretes: Macarena Gómez, Nadia de Santiago, Hugo Silva, Luis Tosar, Carolina Bang, Gracia Olayo, Silvia Alonso.
91 min.
Adultos.
(VS)

Musarañas

En la España de los 50, una mujer joven sufre de agorafobia. Por este motivo vive encerrada en un piso con su hermana, sin pasar literalmente del quicio de la puerta.

Detrás de esta producción que se estrenó en el pasado festival de Sitges –la referencia no es gratuita– está Alex de la Iglesia, y se nota para bien en el diseño de producción. Macarena Gómez borda su personaje de loca y Nadia de Santiago se afianza como una actriz con variedad de registros. Y sin embargo, la película no acaba de convencer por un guion algo perezoso que exige al espectador una actitud excesivamente crédula. Una cosa es que el cine de terror no sea precisamente el que requiera más capacidad intelectual y otra hacer que el público trague con lo intragable.


El club de los incomprendidos

Director: Carlos Sedes.

Guion: Ramón Campos, Gema R. Neira, Cristóbal Garrido y Adolfo Valor; basado en la novela ¡Buenos días, princesa!, de Blue Jeans.
Intérpretes: Charlotte Vega, Alex Maruny, Ivana Baquero, Michelle Calvó, Andrea Trepat.
109 min.
Adultos.
(XD)

Un día el sevillano Francisco de Paula (Blue Jeans) decidió que si Italia tenía a su Federico Moccia, España tenía que tenerle a él. Estaba claro que sus multivendidas novelas terminarían en una película (una como mínimo) de esas que se estrenan con una importante parafernalia publicitaria y mucho ruido mediático. Con una prosa muy sencillita, las cuatro entregas de El club de los incomprendidos desgranan los amores y desamores de un grupo de adolescentes. La base narrativa es una sucesión de comeduras de cabeza sentimentales que terminan o en whatsapps enojados o en besos apasionados y aventuras de iniciación sexual. Hay además un salpicón de conflictos (desde anorexias a intentos de suicidios pasando por posibles embarazos adolescentes y conflictos de identidad) sumamente básicos tanto en su planteamiento como en el modo de resolverlos.

Con este material de partida, la película resulta sonrojante. Al ínfimo nivel del guion le acompañan unas interpretaciones forzadas y postizas, unas líneas de diálogo de un cursi elevado a ripio y una realización televisiva… de las de hace cincuenta años. Y habrá quien la excuse diciendo que es cine para quinceañeros. Y ese es el problema: una película para adolescentes es justo lo último que es este subproducto. Una edad en la que más vale que no te sequen el cerebro.

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