La proliferación de sexo explícito en la televisión británica suscita malestar entre el público, que se siente «explotado» por las emisoras. Según un estudio elaborado por la Broadcasting Standards Commission (BSC), el organismo regulador de las televisiones, los telespectadores piensan que hay demasiado sexo en la televisión, y atribuyen el exceso al afán, por parte de las cadenas, de conseguir el primer puesto en los índices de audiencia.
Los llamados reality shows son los programas que salen peor parados en el informe, elaborado a partir de una encuesta a telespectadores. La mitad de los encuestados acusan a esos programas que airean confesiones públicas de hablar demasiado de sexo y con demasiada abundancia de detalles. Seis de cada diez estiman que esos programas no son adecuados para la sobremesa -la franja horaria en la que se suelen emitir-, cerca de un cuarto opina que son degradantes y un quinto afirma que, si aparece uno de esos programas, cambian de canal. Algunos padres piensan que ver estos programas puede dar a sus hijos una visión deformada del mundo. Más de la mitad de los encuestados creen que ver sexo en televisión puede incitar a los jóvenes a experimentarlo prematuramente. La mayoría de los encuestados estima que también las películas, los seriales y los anuncios recurren en exceso a reclamos sexuales. El 72% cree que las cadenas usan el sexo para aumentar sus audiencias.
Sin embargo, tres de cada cuatro espectadores creen que está justificado el sexo explícito si es parte central de la historia que se relata, mientras el resto lo rechaza en todo caso.
Lady Howe, presidenta de la BSC, concluye que «el público acepta el sexo como una realidad de la vida. Incluso hay algunos que admiten que haya personas que puedan divertirse viéndolo; pero lo que no quieren es tenerlo en la televisión a todas horas».