La proyección digital no acaba de despegar

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La proyección digital (ver servicios 60/94 y 131/01) no se extiende con la celeridad que inicialmente cabía esperar. Desde Los Ángeles, un artículo de Eric Taub en The New York Times (13 octubre 2003) aporta datos actualizados sobre una cuestión poco poética que no termina de estar clara: ¿quién pagará?

En EE.UU. los cines que disponen de proyectores digitales no pasan de 80, una cifra ridícula teniendo en cuenta que existen 35.000 cabinas de proyección en el país. De los proyectores digitales, 39 han sido instalados, a título experimental, por la empresa Technicolor Digital Data, que para hacer propaganda de sus aparatos no cobra a los propietarios de los cines. La Boeing Digital Cinema, la competencia, también ha instalado un puñado de proyectores. El resto, hasta 80, han sido adquiridos por los dueños de multicines, que en muchos casos son propiedad de las majors. En el resto del mundo hay 200 cines, distribuidos en 12 países, que cuentan con proyectores digitales, instalados por las empresas fabricantes con fines promocionales.

El precio de un proyector convencional de 35 mm es 30.000 dólares, con una vida útil de 30 años. Un proyector digital cuesta 150.000 dólares y no se sabe aún cuál pueda ser su edad de jubilación. Los dueños de los cines que tienen instalados los nuevos proyectores dicen que las películas se ven de maravilla (en algún caso los espectadores lo aprecian, de modo que aumenta la compra de entradas para estas salas hasta en un 40%, dato referido a la película Once Upon a Time in Mexico, de Robert Rodríguez). Pero añaden que no es lógico que sean ellos quienes paguen el coste del aterrizaje de la revolución tecnológica en las cabinas de proyección. Parece más justo que corra a cargo de las productoras y distribuidoras, que ahorrarán sumas fabulosas al evitar el actual sistema de tiraje de copias, que supone, según un estudio realizado por Screen Digest, un coste de 2,4 millones de dólares en el caso de una película de las llamadas normales, a razón de 3.500 dólares la copia.

Por otro lado, los estudios de cine gastan 1.360 millones de dólares en la producción y distribución de las copias en el mercado mundial. Se calcula que la distribución en soporte digital permitiría a los estudios ahorrarse dos millones de dólares por película.

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