El PVR pretende revolucionar el modo de consumir televisión

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El PVR (personal video recorder o, más sencillamente, vídeo digital) es un ordenador diseñado para grabar en digital programas de televisión. Funciona sin cinta, con un disco duro que permite grabar un contenido y reproducir, a la vez, otro, que puede ser el mismo que se está grabando. Por tanto, queda abierto el camino para evitar los anuncios. Algunos ya anuncian que será el más importante avance desde la llegada del color a los aparatos de televisión, con una repercusión sobre los hábitos de consumo similar al que tuvo la llegada del mando a distancia.

El PVR promete al usuario una nueva manera de consumir televisión. En esencia, el vídeo digital convierte al consumidor pasivo en un sujeto activo, que decide cómo y cuándo ver los programas de televisión. Tal capacidad de elección es resultado de la aplicación de sistemas informáticos a las funciones tradicionales de un aparato de vídeo. El PVR lleva incorporado un disco duro que permite que las imágenes emitidas por la cadena de televisión puedan ser almacenadas cuando el usuario desee ver otras imágenes en su pantalla. Así, por ejemplo, se puede grabar un programa en directo y reproducir las imágenes ya almacenadas en el disco duro, aun cuando el programa no haya terminado de emitirse y continúe grabándose simultáneamente. El éxito del PVR depende de la fiabilidad de las rejillas de programación que ofrecen las cadenas de televisión, que en Estados Unidos es bastante rigurosa.

Con el PVR también es posible detener la emisión del programa que esté siendo retransmitido (por ejemplo, para responder una llamada telefónica) y continuar viéndolo en el mismo punto. Asimismo, el telespectador podría evitar los mensajes publicitarios con solo reiniciar la visión de un programa unos minutos después, siguiendo el mismo método descrito. Siempre que se esté unos minutos por detrás del tiempo real de emisión, el sistema permite saltar por encima de las imágenes. Para ello, el aparato está dotado con un botón que adelanta la visión 30 segundos tantas veces como sea posible.

La facilidad con la que un botón del vídeo digital permite eludir la publicidad televisiva ha despertado el recelo de las empresas de publicidad en contra del nuevo aparato. Una fuerte campaña de oposición de estos profesionales ha conducido a un acuerdo con las dos empresas productoras del PVR en Estados Unidos, TiVo y RePlayTV. El acuerdo contempla el almacenaje de la publicidad en una parte del disco duro del PVR, que opcionalmente podrán ver los usuarios del aparato, así como medidas de interactividad similares a la de Internet, para ver anuncios pinchando en la pantalla. Los expertos opinan que, del mismo modo que la publicidad hubo de adaptarse a Internet para no perder su baza en los nuevos soportes, así parece que será en el caso de la televisión vista a través del vídeo digital. En cualquier caso, el PVR cuenta con bazas suficientes como para ser considerado algo más que un nuevo artilugio condenado a desaparecer. Pensado para facilitar el consumo selectivo de televisión, de manejo sencillo y con precios competitivos (unos 240 euros), el vídeo digital permitirá extraer de la televisión todo lo bueno… que el telespectador quiera extraer. Con el riesgo, claro está, de ver más televisión que antes.

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