El desequilibrio en el mercado de la televisión

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Si hay algún capítulo de la industria cultural donde la balanza entre Europa y Estados Unidos esté desequilibrada, ése es el sector audiovisual. En el cine los films made in USA acaparan por lo menos el 80% de los ingresos por taquilla en Europa. Pero Europa está perdiendo también terreno en el mercado de la televisión, donde los americanos exportan ya no sólo programas sino también canales, sobre todo para la televisión digital.

Frente a la potencia estadounidense, Europa ha tratado de defenderse invocando la «excepción cultural», para excluir estos productos de las reglas del libre comercio, y estableciendo cuotas de difusión de obras europeas. Con poco éxito. La directiva europea «Televisión sin fronteras», aprobada en 1989, instauró las cuotas, pero pocos países de la Unión Europea la han aplicado de verdad.

La televisión que realmente no conoce fronteras es la estadounidense. Según los datos del Observatorio Europeo del Audivisual, en 1995 Estados Unidos vendió programas en el mercado europeo por valor de 6.800 millones de dólares, mientras que Europa sólo obtuvo 532 millones de dólares por exportaciones al mercado norteamericano. Así que los estadounidenses ganan por más de doce a uno.

Las cifras muestran que el envite tiene mucha trascendencia para los estudios norteamericanos. Actualmente, las ventas a las cadenas extranjeras constituyen el principal motor de crecimiento de las majors, que en 1996 obtuvieron el 43% de sus ingresos en el mercado internacional frente al 30% diez años antes.

Explotación de canales temáticos

El tradicional predominio audiovisual de Estados Unidos se ha visto reforzado por el desarrollo de la televisión digital. Las posibilidades técnicas de este tipo de televisión multiplican los canales disponibles. Pero hay que llenarlos de contenidos que puedan atraer a los suscriptores. Y ante el apetito de programas, los operadores europeos tratan de firmar contratos y de formar alianzas con los estudios norteamericanos, exhibiéndolos como una baza frente a la competencia. En estos casos, los americanos son cortejados, para hacerse la competencia entre europeos. Así, Canal Satélite anuncia que ha llegado a acuerdos con Miramax, Warner, Disney, Columbia, 20th Century Fox o MCA, para alimentar sus cadenas dedicadas al cine.

Otras veces, los acuerdos suponen que, dentro del paquete de canales ofrecidos por los operadores de televisión digital, se incluyan cadenas con capital estadounidense. «Los americanos tratan de exportar a Europa, más que programas, cadenas de televisión», declara a Le Monde (4-IX-97) Gilles Fontaine, del Instituto del audiovisual y de telecomunicaciones en Europa. «A menudo, en la negociación con los operadores de plataformas de TV digital, las majors imponen la inclusión de cadenas temáticas, que serán explotadas por los americanos». En esta línea, el estadounidense DirectTV, el principal operador de televisión digital por satélite, está en negociaciones para entrar en el capital de Vía Digital, una de las dos plataformas de televisión digital en España. Esto permitiría a Vía Digital incorporar a su oferta un buen número de cadenas temáticas en lengua española ya difundidas en Latinoamérica. Y DirectTV empezaría a implantarse en el Viejo Continente.

Ficción local, no exportable

Uno de los problemas con los que se encuentran los norteamericanos para vender sus programas en Europa es el de adaptarlos a audiencias nacionales que tienen gustos distintos. Los alemanes prefieren los programas alemanes, y los franceses los suyos. Pero es el mismo problema con que tropiezan los europeos para hacer programas que se vendan en otros países del Viejo Continente.

En diferentes países europeos, la ficción de origen nacional gana terreno en el prime time desplazando a series norteamericanas que, como Dynasty o Dallas, dominaron en el pasado. Pero estos éxitos locales no viajan al extranjero. Y, por otra parte, la mayoría de las coproducciones europeas han cosechado fracasos. Pero, como se vio en el último Mercado Internacional de Programas de Televisión (MIP-TV) de Cannes, se sigue buscando un común denominador para una ficción europea con capacidad de atravesar las fronteras (cfr. servicio 64/97).

La realidad es que, según datos del Observatorio Europeo del Audiovisual, en 1995, Estados Unidos suministró casi un 70% de la ficción (cine y programas de televisión) emitida en 92 cadenas de televisión de la Unión Europea. En cambio, los programas de ficción importados de origen europeo fueron un 22%. En el cine por televisión, el predominio estadounidense es tan patente como en las salas. En las televisiones españolas, por ejemplo, la emisión de películas americanas aumentó hasta llegar a un 73%, mientras que la de films europeos no españoles descendió al 14%. Por eso se ha dicho que el único cine «europeo», en el sentido de que circule masivamente en el conjunto del Viejo Continente, es el cine americano.

Y no parece que esto vaya a ir a menos con la televisión digital, tan ávida de programas por los que la gente esté dispuesta a pagar.

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