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Referéndum en Italia para modificar la ley de fecundación artificial

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Roma. La batalla de la información se ha confirmado como el punto clave en la actual campaña por el referéndum sobre la ley de fecundación artificial, que se celebrará en Italia el próximo 12 de junio. La consulta popular, con la que se pretende modificar la ley aprobada el 19 de febrero de 2004, constará de cuatro preguntas separadas, que se refieren precisamente a los aspectos que hacen de esta ley una de las más equilibradas de Europa en su materia (ver Aceprensa 9/05 y 175/03).

La ley actual reserva estas técnicas a parejas -casadas o convivientes estables- de hombre y mujer y en edad fértil, no admite la fecundación heteróloga (con gametos de terceros), fija en tres el número máximo de óvulos que se pueden fecundar (que deberán ser implantados de inmediato y juntos, ya que no podrán ser congelados) y establece que no se hagan diagnósticos sobre el embrión antes de implantarlo. Prohíbe asimismo la experimentación con embriones.

Desde el punto de vista político, la confrontación está teniendo un carácter transversal, pues tanto en los partidos de gobierno como en los de oposición existen partidarios y adversarios de la ley actual. Sin embargo, son los eslóganes contra la ley los que reciben mayor eco en los medios de comunicación.

Por lo general, quienes están contra la actual normativa basan su estrategia en planteamientos emotivos, esquemas de militancia feministas y llamadas a la libertad, que se manifiestan en la misma enunciación de las cuestiones sobre las que trata el referéndum (y bajo cuya bandera recogieron las firmas).

Así, la modificación que abriría el paso a la experimentación con embriones, e incluso a la clonación, se presenta como un paso a favor de la «libertad de la investigación científica, que permitiría nuevas curas para enfermedades como el alzheimer, el parkinson, la esclerosis, la diabetes, las cardiopatías y los tumores». Se evita decir que, en realidad, no existe ningún caso de enfermedades curadas usando células madres embrionarias. Los únicos tratamientos existentes, basados en células madre, se refieren a células procedentes de adultos o del cordón umbilical. La ley vigente establece límites a la investigación. Son demarcaciones que no suponen un atentado a la ciencia, pues también existen y se admiten, por ejemplo, en la utilización de la energía atómica o de las ondas electromagnéticas.

Las otras tres preguntas se han presentado genéricamente como una defensa de la «autodeterminación y la salud de la mujer». Se refieren a la ampliación del límite de tres embriones implantables; a la supresión de la referencia que se hace en el texto a los derechos de todos los sujetos implicados, «incluido el embrión»; y a la admisión de la fecundación heteróloga.

Aun subrayando la imperfección de la ley, la Conferencia Episcopal italiana optó desde el primer momento por recomendar la abstención, con el fin de que no se llegue al «quorum» necesario para la validez de la consulta.

Diversos grupos se han manifestado públicamente también a favor de la abstención, que es una opción reconocida expresamente por el legislador en el caso de referéndum y en ella se ampararon todos los partidos políticos en ocasiones precedentes.

Entre los grupos más eficaces en la defensa de los valores que contiene la ley vigente figura el comité «Ciencia y Vida», promovido para la ocasión por 121 personalidades de la ciencia y la cultura, de diversas procedencias religiosas. Además de aportar y divulgar argumentos científicos, el comité rechaza que se aplique el instrumento del referéndum a cuestiones antropológicas que afectan al futuro del hombre, pues considera que es un modo de trivializarlas. De ahí que haya lanzado una campaña -sufragada por donativos- cuyo lema es «No se puede votar sobre la vida» (www.comitatoscienzaevita.it).

Muy activos a la hora de denunciar los sofismas de los promotores de la modificación se han mostrado también «Avvenire», el periódico propiedad de la Conferencia Episcopal italiana, que dedica al tema un suplemento monográfico (www.impegnoreferendum.it), e «Il Foglio», un diario de opinión de inspiración liberal. El resultado del referéndum es incierto. Lo que no cabe duda es que si el debate, en algunos momentos, ha ido más allá del cliché ideológico superficial el mérito se debe, fundamentalmente, a estos tres actores.

Diego Contreras

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