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Gran Bretaña autoriza un experimento para modificar genéticamente embriones humanos

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En Gran Bretaña, la autoridad reguladora de Embriología Humana (HFEA) ha dado luz verde a un experimento que cambiará el genoma de embriones humanos. Se hará con una técnica sobre la que se ha propuesto una moratoria, porque permitiría realizar alteraciones que se transmitirían a las generaciones siguientes, aunque no es esa la meta del experimento. Será el segundo caso –que se sepa– de aplicación de este procedimiento a embriones humanos, después de un controvertido estudio chino.

Los investigadores del Instituto Francis Crick, de Londres, pretenden averiguar qué genes intervienen para que un embrión humano se desarrolle y se implante en sus dos primeras semanas de vida. La intención es hallar alguna manera de disminuir los abortos espontáneos en ese periodo, especialmente entre los embriones fecundados in vitro.

Para eso, mediante la técnica llamada CRISPR-Cas9, irán desactivando uno por uno los genes –unos veinte– que pueden estar implicados, y observarán qué ocurre con los embriones. Necesitarán 20-30 embriones para estudiar cada gen. El Instituto ha pedido permiso a la HFEA alegando que no puede hacer el estudio en animales porque los genes en cuestión no son los mismos que en los humanos.

Contra el empleo de esa técnica se propuso una moratoria en un manifiesto firmado en marzo de 2015 por varios científicos, incluidos algunos que la habían inventado. En diciembre siguiente, una conferencia internacional celebrada en Washington pidió lo mismo, con más posibilidades de influir, pues los patrocinadores eran las Academias Nacionales de Ciencias de Estados Unidos y de China, y la Royal Society de Londres.

La razón de la cautela es que la técnica permite cambiar las células germinales humanas, de modo que la alteración del genoma sería hereditaria, y las consecuencias en los descendientes serían imprevisibles.

Ya el Convenio Europeo sobre Derechos Humanos y Biomedicina, o Convenio de Oviedo (1997), firmado por 35 países –entre los que no se encuentra Gran Bretaña– prohíbe toda modificación genética en embriones que sea transmitida a las generaciones siguientes.

El Instituto Francis Crick dice que su experimento no se opone a la moratoria porque es investigación fundamental, sin fines reproductivos, y en todo caso los embriones no llegarán a término. Serán tomados de un banco de embriones congelados, sobrantes de la fecundación in vitro, y destruidos una vez usados.

La autorización de la HFEA no es definitiva. Está pendiente del dictamen de un comité de bioética que se pronunciará en los próximos meses.

Dos artículos de Aceprensa aportan contexto a la reciente noticia:

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