Francia abre los Estados generales de la bioética

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Las leyes sobre bioética provocan hoy fuertes polémicas. Para formularlas, los gobiernos suelen escoger dos métodos. El primero consiste en pedir un dictamen a un comité de expertos favorables a la línea del gobierno, utilizarlo para hacer una ley y asegurar que responde a las demandas sociales. Es la línea que se ha utilizado habitualmente en España. El segundo supone crear mecanismos para un amplio debate social, que servirán a la vez para difundir información sobre los asuntos que se abordarán en la ley, de modo que la sociedad entienda lo que está en juego y opine. Es el camino que se ha elegido en Francia con los Estados generales de la bioética, que tendrán lugar desde ahora hasta finales de junio.

La ley de bioética francesa de 2004 preveía que sería revisada en un plazo de cinco años. Y para preparar esa revisión, el gobierno ha programado estos Estados generales con el objetivo de “promover la reflexión informada e ilustrada del mayor número de personas sobre cuestiones que comprometen nuestro porvenir común”, según dice el sitio web dedicado a este debate (www.etatsgenerauxdelabioethique.fr).

“Informar, hacer entender y hacer reflexionar”, son los principales objetivos. Están invitados a participar no solo los expertos, sino también organizaciones de la sociedad civil y académica, religiones y corrientes de pensamiento, y todos los ciudadanos que lo deseen. Los expertos podrán “ilustrar a la opinión, pero sin sustituirla”.

Estos Estados generales quieren ser la oportunidad para difundir información sobre asuntos debatidos de bioética, como el diagnóstico prenatal, las células madre, los trasplantes o las condiciones de la fecundación in vitro. “Mediante la difusión de una información accesible y clarificadora -se dice en la web-, y gracias a un debate abierto, sereno y reflexivo, conviene disipar los falsos temores, pero también las falsas esperanzas que pueden suscitar entre un público no experto el desarrollo de las ciencias de la vida y sus consecuencias”.

¿En nombre de qué autorizar o prohibir?

Pero no se trata solo de informar. “Sobre todo hay que cuestionarse colectivamente los valores que fundamentan y deben estructurar la legislación que enmarca en esta materia las prácticas médicas y las actividades de investigación”. Esta reflexión debe plantearse interrogantes como: ¿En nombre de qué autorizar o prohibir? ¿Hay que satisfacer cualquier demanda individual? ¿Cómo hacer prevalecer una concepción del progreso al servicio de los enfermos, guiada por los imperativos éticos? ¿Hay que admitir que solo una concepción común de la dignidad humana, que trascienda los intereses particulares, puede estructurar esas prácticas?

Estos y otros interrogantes antropológicos serán el telón de fondo de los Estados generales. Su contenido ético exige un amplio debate público. “Estas cuestiones no son cuestiones técnicas, cuyos términos solo podrían dominar algunos especialistas. Su resolución determina además el vínculo social y las modalidades de la convivencia que escogeremos y que comprometen el porvenir de las futuras generaciones”.

Se busca, pues, la opinión de los ciudadanos, pero se intenta que sea una opinión informada. “Como los principios de la ley no son los del mercado, no basta simplemente hacer encuestas sobre un estado ya formado de la opinión para que el Derecho se adapte a ella. Por el contrario, los Estados generales de la bioética quieren que prevalezca una ética de la discusión para que el ciudadano pueda forjarse una opinión”.

Los temas que se debatirán

A lo largo de los Estados generales habrá diversos tipos de eventos. Por una parte, audiencias y mesas redondas con representantes de las instancias que han trabajado en la evaluación de la ley de 2004, como el Comité consultivo nacional de ética para las ciencias de la vida o el Consejo de Estado.

Se realizarán tres foros ciudadanos regionales que se concluirán con un foro nacional en París, que hará una síntesis de los trabajos.

El primero, en Marsella, estará centrado en la investigación con células madre y sobre el embrión, el diagnóstico prenatal y el preimplantatorio. La ley actual prohíbe crear embriones humanos, por fecundación o por clonación, para investigar. Sin embargo, permite la excepción de investigar con células madre de embriones humanos sobrantes de tratamientos de fecundación in vitro. Sobre el diagnóstico prenatal, la reflexión se planteará si la ley vigente permite evitar cualquier riesgo de eugenesia.

El segundo foro, en Rennes, estará dedicado a la procreación asistida. Los temas de debate se refieren al acceso a estas técnicas, reservado ahora a parejas estables constituidas por un hombre y una mujer, y que excluye por lo tanto a mujeres solas; también el mantenimiento o no del anonimato de los donantes de gametos, y la prohibición de la maternidad de alquiler.

El tercer foro, en Estrasburgo, se ocupará de los trasplantes, de la medicina predictiva y del examen de las características genéticas. Respecto a los trasplantes, se debatirá si un cambio en el régimen de consentimiento para la donación de órganos permitiría superar su escasez. En la medicina predictiva a partir del examen de las características genéticas se planteará el derecho a saber frente a los riesgos de conocer probables enfermedades que no se pueden tratar.

También podrán organizarse encuentros regionales, donde expertos de distintas disciplinas expondrán los problemas y abrirán el debate a los ciudadanos que quieran expresarse.

Las Iglesias también cuentan

La preparación de estos acontecimientos corre a cargo de un Comité de seis personalidades, presidido por Jean Leonetti, diputado que se ha destacado por haber dirigido con acierto trabajos de comités parlamentarios sobre la ley relativa al fin de la vida y los cuidados paliativos.

Para facilitar la comunicación a los ciudadanos, la Agencia de Biomedicina ha creado la web citada arriba, que recoge las actividades programadas, los temas de debate, la legislación francesa y los tratados internacionales, y las aportaciones de instituciones de la sociedad civil.

La laicidad francesa no impide que se tenga también en cuenta las reflexiones de las religiones y de corrientes de pensamiento. Entre las aportaciones de las religiones, se recogen textos de la Iglesia católica, de la Federación protestante, del Instituto Musulmán de la Mezquita de París, de las instituciones judías y de la masonería. De la Iglesia católica se ofrecen como documentación una contribución específica de la Conferencia Episcopal francesa sobre la revisión de la ley de bioética, y la Instrucción vaticana Dignitas personae sobre cuestiones de bioética, de 2008.

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