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Embriones donados y altruismo

publicado
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Contrapunto

Los titulares de la noticia aseguran que el 49% de las parejas españolas que se someten a la fecundación in vitro donan a la ciencia sus embriones sobrantes. Luego resulta que se trata de un «estudio» hecho con una muestra de 97 parejas de solo dos hospitales públicos, uno de Granada y otro de Sevilla. Habida cuenta de que en 2003 había por lo menos unos 100.000 embriones crioconservados en un total de 203 clínicas, da la impresión de que la ciencia estadística no se va a beneficiar mucho de este estudio.

Pero dejando aparte la escasa representatividad de esta muestra, llama la atención el lenguaje utilizado y las explicaciones sobre los distintos destinos de los embriones sobrantes, también llamados «material no usado en la fertilización» o «material biológico».

De las alternativas que ofrece la ley, la más utilizada por estas parejas fue «donarlos a la ciencia», elección del 49%. El alto porcentaje se ha conseguido, según explica José Luis Cortés, embriólogo del Banco andaluz de Líneas celulares que ha dirigido el estudio, explicando a las parejas que los embriones se utilizarían «para la obtención de líneas de células madre embrionarias con una posible aplicación futura para el estudio del cáncer infantil». Posible, futura: ¿les explicaría también que no hay hoy por hoy ningún ensayo clínico con este tipo de células madre? ¿Por qué cáncer infantil? ¿Será porque es más emotivo que otro tipo de cáncer?

Otro 44% prefirió conservar los embriones por si querían tener más descendencia en el futuro. Solo un 7% estaba dispuesto a donar los embriones a otras parejas con dificultades para tener hijos. Este reducido porcentaje lo explica Cortés por el rechazo a que sus hijos biológicos se integren en otras familias y «no conozcan a sus hermanos». Por lo visto esto no es problema en el caso de los donados a la ciencia, aunque tampoco van a tener ocasión de conocer a sus hermanos.

Según Cortés, otra razón que anima a la cesión de embriones para la ciencia es el altruismo: «La gente es muy solidaria a la hora de donar órganos y sangre, y eso se ha hecho extensivo a los embriones». ¿Altruismo? Hasta ahora el altruismo ha significado renunciar al bien propio en favor del ajeno, con esfuerzo y generosidad. Donar sangre no es un gesto heroico, pero supone cierto sacrificio. «Donar» embriones no es más que un modo de quitarse un problema de encima, cuando ya el embrión no interesa. Algo así como dar ropa vieja para el Tercer Mundo, con la ventaja de que haces sitio en el armario y además te sientes solidario.

Es fácil entender que este tipo de noticias van destinadas a crear un clima de opinión que haga natural convertir a los embriones en material de usar y tirar con fines de experimentación. Pero al menos nos podrían ahorrar el sermón altruista.

Ignacio Aréchaga

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