Europa intenta promover un islam moderado

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Varios países han puesto en marcha programas para evitar la radicalización, pero las diferencias dentro del islam y un laicismo hipersensible ponen trabas a estos esfuerzos.

Los ataques yihadistas en Europa y Estados Unidos han devuelto a la actualidad el debate sobre el multiculturalismo, sobre todo en lo que se refiere a la religión. Si bien es cierto que detrás de muchos de los atentados se pueden percibir causas socioculturales (desigualdad, segregación) o personales (problemas de relación, crisis de identidad o cuadros psicopáticos de los terroristas), también lo es que el elemento religioso ha estado presente. Europa ha tomado nota, pero la respuesta no está siendo la misma. Algunos países han apostado por un enfoque más policial, mientras que en otros se está dando más importancia a la formación de los líderes religiosos.

Educación contra el radicalismo

Suecia, por ejemplo, va a comenzar en septiembre el primer curso universitario de teología islámica financiado por el Estado. Se trata de formar líderes musulmanes –aunque la matriculación está abierta a todo el que quiera– con una buena educación religiosa y, a la vez, un conocimiento de la sociedad sueca, de forma que puedan promover un islam “contextualizado”.

Las autoridades religiosas de algunos países con mayoría musulmana están promoviendo un Islam moderado

Aunque ya se formuló una propuesta similar en 2008, finalmente se rechazó por considerarse que el Estado no debía diseñar el programa para no violar su neutralidad religiosa. Esta vez, los contenidos han sido encomendados a un centro educativo para adultos especializado en alumnos musulmanes, la Kista Folk High School. Tanto su rector, Abdulkader Habib, como los imanes de varias ciudades –entre ellas Malmö, a la que llaman la Bruselas sueca por la difícil integración de la minoría árabe– han saludado la iniciativa. No obstante, señalan un problema: aunque el curso estará abierto también para chiitas, la educación seguirá una orientación fundamentalmente suní, lo que puede disuadir a algunos posibles estudiantes.

Alemania es el país que más ha avanzado por el camino de la educación religiosa como arma contra la radicalización. Recientemente, el gobierno federal ha renovado por cinco años la financiación a varios programas universitarios de teología y educación islámica (los primeros, pensados para académicos o imanes; los segundos, para profesores de colegios) que echaron a andar en 2010, después de una recomendación expresa del Consejo Alemán de Ciencias y Humanidades. El más importante lo imparte la Universidad de Münster, en Renania del Norte-Westfalia (que también fue el primero de los cuatro estados que hoy en día ofrecen una asignatura de religión islámica en los colegios públicos). Actualmente cuenta con más de 700 alumnos, aunque en el último año la demanda ha sido más del doble que la oferta de plazas.

A pesar del éxito en el número de estudiantes, estos programas han tenido que enfrentarse a algunos problemas. El más importante ha sido la aceptación por parte de la comunidad musulmana. A pesar de que varias asociaciones islámicas son consultadas en la elección de profesores, algunas han manifestado ciertas discrepancias con el currículum, que les parece demasiado liberal y académico, y en cuyo diseño reclaman un mayor papel. El Consejo Central de Musulmanes de Alemania, el principal organismo islámico del país, ha mantenido una posición distante en esta polémica, sin apoyar a las facultades ni oponerse expresamente.

El laicismo excluyente

El laicismo estatal, o un exagerado empeño por occidentalizar el islam, pueden producir efectos contrarios a los esperados: muchos jóvenes se han radicalizado como rechazo a lo que consideraban una “religiosidad light” por parte de otros musulmanes. Encontrar el punto medio entre las interpretaciones más extremistas y las descafeinadas no es asunto fácil. Algunos países parecen haberse decantado por esta segunda opción.

En el Reino Unido, el programa de “desradicalización” Channel forma parte de la estrategia antiterrorista, conocida como Prevent. Aunque Channel ofrece formación religiosa a través de tutorías con líderes islámicos, algunos imanes se han quejado de que solo se admite a los que muestran una impecable mentalidad liberal y occidentalizada en asuntos que van de la moral sexual a la política exterior del Reino Unido. Así, la corrección política estaría restando eficacia a la iniciativa.

Alemania y Suecia están financiando programas universitarios de teología islámica para formar a líderes religiosos moderados y cultos

En Francia, los intentos de “desradicalización” también se están topando con el laicismo estatal. El departamento de Alpes-Maritimes, uno de los que más yihadistas ha enviado a Siria en proporción a su población, ha puesto en marcha una iniciativa para tratar de localizar prontamente y ayudar a los jóvenes que muestran los primeros síntomas de extremismo. Para ello se ha reclutado a un equipo de profesores, trabajadores sociales, psicólogos y policías. No obstante, la inclusión de algunos líderes religiosos musulmanes ha levantado protestas en algunos sectores franceses, celosos de la neutralidad religiosa del país. Sin embargo, varios imanes han señalado que, pese a que muchas de las crisis que llevan al radicalismo son en su origen más problemas de identidad que de fe, producen como consecuencia una distorsión de las creencias que es imperativo atender con formación religiosa.

Para promover una imagen positiva del papel de la fe en el espacio público, Noruega ha aprobado un nuevo currículum para la carrera de profesor en el que da más peso a la formación religiosa. Aunque algunos han criticado el cambio porque, en su opinión, rompe la separación entre Iglesia y Estado o porque desplaza a otras materias más importantes, muchos consideran que este tipo de educación es más necesaria que nunca en un mundo globalizado e intercultural.

La ayuda de los países islámicos

Aunque el foco de la “desradicalización” está en Europa, algunos países de mayoría musulmana también están llevando a cabo esfuerzos por logar un islam moderado. Por ejemplo, la oficina de asuntos religiosos turca publicó el pasado septiembre una fuerte crítica contra la tergiversación religiosa de grupos radicales como el Estado Islámico. La solución, señalaba, está en valorar más el papel de la razón y la interioridad en la fe (cfr. Aceprensa, 7-09-2015).

En Reino Unido y Francia, los programas de desradicalización pueden perder efectividad por un exceso de “occidentalización” y un laicismo muy susceptible

Por su parte, Indonesia, el país con más musulmanes del mundo y que está sufriendo un repunte del radicalismo, acogió en mayo el Encuentro Internacional de Líderes Musulmanes Moderados. La iniciativa reunió a más de 300 imanes de 33 países, que recordaron la importancia de transmitir la fe con profundidad, especialmente a los más jóvenes.

Tanto en algunos países de mayoría musulmana como en otros europeos donde el islam ha llegado para quedarse, el planteamiento parece el mismo: la mejor manera de evitar la radicalización es fomentar un conocimiento profundo y reflexivo de la religión, y no tratarla como la eterna sospechosa.

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