La Duquesa de Kent es recibida en la Iglesia católica

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Se reabre el debate en el Reino Unido sobre la Iglesia y la Corona

Londres.- La conversión al catolicismo de la Duquesa de Kent ha tenido una fuerte repercusión en la opinión pública británica, en un momento en que se agudizan las divisiones en la Iglesia anglicana. Katherine Worsley, de 60 años, llevaba varios años reflexionando sobre esta decisión y es el primer miembro de la familia real que se convierte al catolicismo desde que lo hiciera el rey Jacobo II en el siglo XVII.

Aunque el Act of Settlement de 1701 decreta que ningún católico ni ninguna persona casada con otra católica puede llegar a ser monarca, el Duque de Kent -primo de la Reina y decimoctavo en la línea sucesoria- no está afectado por la conversión, puesto que la duquesa era anglicana en el momento del matrimonio. Su marido es gran maestro de la Gran Logia de Inglaterra, obediencia masónica que generalmente se considera incompatible con el catolicismo. Pero se entiende que ha visto la decisión de su mujer como cuestión de fe personal.

La decisión, a la que la Reina ha dado su consentimiento formal, no ha sorprendido a los líderes de la Iglesia católica. En 1980 la Duquesa fue la primera persona de la familia real que, desde la Reforma, visitaba el Santuario de Nuestra Señora de Walsingham, en Norfolk, un foco espiritual del catolicismo inglés. También ha hablado públicamente sobre algunas cuestiones en consonancia con la doctrina católica. En 1977 abogó por un control estricto del aborto. Pero se retiró de la vida pública después de perder un hijo por un aborto espontáneo, y se piensa que en esos momentos difíciles encontró en la fe un apoyo insustituible.

El cardenal Hume dice que la decisión de la Duquesa es estrictamente personal. «Todos debemos respetar la conciencia de una persona en estas materias -dijo- y sé que la Duquesa reconoce cuánto debe a la Iglesia de Inglaterra, a la que guarda un genuino afecto». En una declaración conjunta, los arzobispos (anglicanos) de Canterbury y York dijeron que conocían desde hace algún tiempo la decisión de la Duquesa, resolución que calificaron como «una decisión personal en el itinerario espiritual de una cristiana devota».

Mons. Gordon Wheeler, obispo católico dimisionario de Leeds, reveló que la Duquesa acudió a él hace doce años a raíz del aborto sufrido que tanto le afectó. Dijo que «estaba interesada en el catolicismo romano porque enseñaba lo mismo que nuestro Señor en cuestiones de fe y moral».

Entre los que asistieron a la recepción en la Iglesia católica estaban su marido; su hijo mayor, George -Duque de Saint Andrews, que quedó excluido de la sucesión al trono en 1988 al casarse con una católica divorciada-; y sus otros dos hijos, ambos anglicanos. El hermano de la Duquesa afirmó que «ningún otro miembro de la familia tiene intenciones de hacerse católico».

Sir William Rees-Mogg, antiguo editor de The Times, católico, ha escrito en este periódico: «El Act of Settlement ya no puede mantenerse ante una resolución decidida. Si el Príncipe Carlos quisiera convertirse al catolicismo, que no quiere, el Gobierno no podría recurrir al Act of Settlement para evitar que subiera al trono. Tal acto de discriminación religiosa iría totalmente en contra del espíritu de nuestra época…

«Hacer cumplir hoy una ley que impide ser rey de Inglaterra a un católico romano no es más factible que aplicar otra con exclusiones por motivo de raza. La discriminación es demasiado ofensiva y motivo de división.

«Podemos estar todos agradecidos a la Duquesa de Kent, porque ha afrontado problemas verdaderos, y no lo que todas las religiones consideran como ilusiones superficiales de la vida. La familia real es más fuerte cuando se la considera como el punto de referencia, no de una Iglesia particular o de una secta, sino de la misma visión religiosa de la vida. De eso está dando testimonio la Duquesa de Kent».

Christina Odone, editora del Catholic Herald, se ha mostrado aún más eufórica: «Empiezo a creer que está realmente en marcha la conversión de Inglaterra y que están actuando poderes invisibles».

Patrick Kelly

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