Nacida en Irlanda del Norte en 1960, Deirdre Madden suele llevar a sus ficciones la realidad política y social de la región. Una a una en la oscuridad transcurre en los años 90, cuando se recrudecieron los enfrentamientos entre protestantes y católicos. Sobre ese telón de fondo, la novela cuenta el reencuentro en la casa familiar de la madre, Emily, y sus tres hijas ya mayores, Helen, Cate y Sally.
Cate, que vive en Londres y trabaja en una revista de moda, regresa a la casa de sus padres para comunicar una importante noticia a su madre y sus hermanas. Ella reside habitualmente en Belfast y es ahora una prestigiosa abogada especializada en casos de terrorismo. Sally, la pequeña, es maestra en la misma escuela a la que fueron cuando eran niñas y también se encarga de cuidar a su madre.
Esos días, animosos e intensos, le sirven a la autora para reconstruir las vidas y los distintos caracteres de estos personajes. Para ello, recurre a muchos recuerdos infantiles, a anécdotas de sus padres, Emily y Charles, y a la relación con otros familiares. El regreso inesperado de Cate les da pie para hacer balance de sus vidas y para reflexionar sobre aspectos esenciales.
Es cierto que el conflicto de Irlanda del Norte, que vivió en esos años sus peores momentos, afecta directamente a la familia, pero la autora no lo convierte en el asunto central de la novela, donde lo más importante es el trabajo literario para describir la psicología de las protagonistas.
Un aspecto especialmente destacable es la relación que tienen las hermanas, mujeres muy distintas que, sin embargo, saben que la explicación al sentido de sus vidas se encuentra en la casa familiar y en la felicidad en la que transcurrieron los días de su infancia, a pesar de la efervescencia del conflicto armado.