Richard Burton, una de las grandes estrellas de Hollywood del siglo XX, nació en el seno de una familia minera en Gales. Su profesor, Philip Burton, lo acogió en su casa, le dio su apellido y le abrió las puertas del teatro y la interpretación. Mr. Burton relata los primeros años de esa relación y cómo se forjó el actor que deslumbró en los escenarios.
El mayor acierto de la película es el dúo formado por Toby Jones y Harry Lawtey. La veteranía del primero se convierte en un gran compañero de baile para el emergente Lawtey, que borda la evolución del personaje en los casi diez años que abarca la película.
Por lo demás, la historia sigue la clásica trama de cómo una figura paternal consigue sacar a un chico sin futuro de la nada. Más allá de la influencia que los rumores sobre la homosexualidad del señor Burton —sobre los que el guion no toma partido— ejercen sobre el joven actor, la historia ofrece pocas novedades
No es que no funcione, pero se intuye que la historia de Burton tiene un mayor potencial que lo que se despliega en pantalla. Mr Burton es tierna y correcta, pero no arriesga explorando más la particular historia de Burton y prefiere ir sobre seguro apoyada en los clichés que acompañan a este tipo de películas de “profesor entregado cambia la vida de un alumno” con alguna escena casi calcada de las clases que Henry Higgins da a Eliza Doolittle en My Fair Lady.
Entretiene como biopic sentimental y elegante y encuentra algunos momentos más brillantes en la evolución como actor de Richard, pero no llega a conseguir explotar la gran historia que podría haber sido.