La prueba del algodón de las películas que conectan con los espectadores son los llamados premios del público de los festivales. No tienen que coincidir con el premio del jurado, ni con el de la crítica. Y, de hecho, muchas veces no lo hacen. Son las favoritas de la gente.
Un “like” de Bob Trevino tiene catorce premios del público de diferentes festivales en los que ha participado. Y es la prueba de que es una cinta que conecta con el espectador, que consigue que se emocione y que se identifique con los protagonistas. La película parte de una historia real, la de la propia directora. Lily Trevino es una joven con sobrepeso, poco popular y a la que acaba de abandonar su padre. Un día conoce por redes sociales a un tal Bob Trevino y fantasea con que sea su padre. A partir de ese momento, se inicia una entrañable amistad.
Un guion perfectamente engrasado, unos personajes bien construidos –y apoyados en las sobresalientes interpretaciones de John Leguizamo y Barbie Ferreira– y un análisis de la actualidad profundamente lúcido son los grandes valores de la cinta. Una radiografía que no evita las sombras –esa soledad y ese egoísmo contemporáneos–, ni los peligros –ese ceder los mandos a la tecnología–, pero que plantea una salida positiva porque hay una percepción fundamentalmente esperanzada del ser humano. La propia visión de las redes sociales es un ejemplo de este empeño por ver el lado luminoso de la vida. Pocas películas recientes son capaces de reflejar que éstas no dejan de ser herramientas en manos del ser humano, que puede usarlas para el bien o para el mal, para unir o para polarizar.
En definitiva, una pequeña joya del cine independiente. Una de esas películas que quizás pasen desapercibidas entre los críticos, pero que sería una pena que no llegaran al público.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta