Cinta de corte existencialista y crítica social con estrafalario aire indie. Sigue a una pintoresca y disfuncional familia de estafadores, los padres Robert y Theresa, y su hija veinteañera Old Dolio. Su cutre picaresca consiste en robar envíos de la oficina de correos, devolver objetos supuestamente perdidos para cobrar una recompensa, o falsificar cheques ajenos. Urgidos para pagar el alquiler del sitio donde malviven, se asocia a ellos una chica latina, Melanie, medianamente normal.
La película que escribe y dirige Miranda July es asumidamente bizarra, al estilo del cine de Wes Anderson y Charlie Kauffman, aunque servida con bastante menos talento. Trata de denunciar el materialismo de la sociedad contemporánea y la frecuente ausencia del amor incondicional, aunque el modo en que lo hace resulta cansino, cuando no irritante, incluida la sorpresa final. El atractivo reparto no logra que el film alce el vuelo, y queda como rareza para los convencidos de este tipo de propuestas.